La primera ministra británica, Theresa May, regresa a Bruselas para intentar modificar el acuerdo del Brexit con unos europeos, que esperan todavía la solución de la líder conservadora para resolver el rompecabezas y evitar un divorcio abrupto.
A 37 días del Brexit, el proceso de divorcio pactado se encuentra en un callejón sin salida tras el no en enero del Parlamento británico al acuerdo actual por el mecanismo ideado para evitar una frontera en la isla de Irlanda, que la Unión Europea (UE) rechaza modificar.
El titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, recibirá a May a partir de las 18H30 (17H30 GMT) en el Berlaymont, sede del ejecutivo comunitario, para mantener "una discusión amistosa", aseguró la víspera este último, que rechazó no obstante "avances".
La UE mantiene la pelota en el campo británico. "Esperamos que Theresa May venga con propuestas precisas tras habernos dicho que tenía cosas que decirnos", subrayó el martes la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau.
Un portavoz de la 'premier' avanzó que será "claramente una reunión importante" y reiteró que May, que se dio de plazo hasta el 26 de febrero para encontrar una salida, trabaja "duro" para lograr los "cambios vinculantes" que permitan a Westminster aprobar un acuerdo.
El ministro británico para el Brexit, Stephen Barclay, se reunió el lunes con el negociador europeo, Michel Barnier, acompañado del fiscal general británico, Geoffrey Cox, cuyos informes sobre el acuerdo de divorcio contribuyeron al rechazo parlamentario.
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