Las licencias para cuidar a personas mayores comienzan a visibilizarse, aunque aún las políticas son casi imperceptibles, pero son necesarias ante un rápido envejecimiento de la población y sus costos.


El mundo tiene el reto del envejecimiento poblacional y con él los cuidados que requerirá, pues para 2050 se estima que 80% de las personas mayores vivirá en países de ingresos bajos y medianos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).


En la mayoría de las economías de América Latina, los cuidados de personas enfermas y mayores se gestionan desde la familia, de ahí la importancia de impulsar sistemas de cuidados que absorban esa labor.


Los especialistas consideran que el cuidado de personas mayores está invisibilizado. Pero conforme crece la necesidad, en la práctica esto se refleja en el mercado laboral, hoy comienzan a solicitarse prestaciones como subsidios o permisos para el cuidado de padres o abuelos.


Sin embargo, en Latinoamérica el avance es lento, los permisos o licencia laborales para el cuidado de los padres o abuelos no son comunes, sólo cinco economías de la región cuentan con este apoyo: Canadá, Costa Rica, Perú, El Salvador y Uruguay, de acuerdo con el World Policy Analysis Center.


¿Por qué es importante que los cuidados de personas mayores se consideren en los centros de trabajo? El fenómeno del envejecimiento es complejo, por ejemplo, la mayor esperanza de vida de la población que, si bien es un reflejo de los avances en salud, también es cierto que las personas viven más, pero con enfermedades crónico-degenerativas.


La importancia de una infraestructura laboral


Bárbara Diego Pérez, especialista en Envejecimiento y Cuidados, refiere que el costo por cuidar a personas mayores que sí lo requieren es muy alto. De acuerdo con el Instituto Nacional de Geriatría, el costo anual es de 2.430 millones de dólares.


“La complejidad de los cuidados de personas mayores son varias: es costoso, son muchas horas. No es lo mismo que cuidar infancias, porque ellas están en un proceso de salir de esa dependencia, además que hay varios espacios que permiten coadyuvar en ese cuidado como estancias o incluso dispositivos”, afirma.


No obstante, con personas mayores, por ejemplo, en enfermedades como la demencia ésta se instala y no hay vuelta atrás, refiere, y es cada vez más intensivo y costoso el cuidado.


Bajo este contexto, es importante, explica Bárbara Diego Pérez, comenzar a hablar sobre cuidados de largo plazo, término que en otros países se usa como cuidados de larga duración.


“Estos cuidados se dan a personas que por alguna condición de salud los necesitan por el resto de la vida y son más intensivos. No es lo mismo que yo me fracturé la rodilla y requerí cuidados durante dos meses, que una persona que tiene alzheimer y pueden ser 10 o 15 años de cuidados”, señala.


Acortar el tiempo de dependencia


Para Anikka Maya Rivero, profesora asociada en el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI) de la UNAM y docente en la Especialidad en Accesibilidad Universal de la (FAD) UAEMEX, un envejecimiento saludable reduce las pérdidas económicas para todo el país.


“Las personas que viven un envejecimiento que es patológico, con dependencia por muchos años, lo cual tiene consecuencias en los cuidadores, en las familias. Algunos países tienen el objetivo de que ese período de dependencia se acorte lo más posible, si se logra, entonces la calidad de vida será mejor, y al mismo tiempo va a disminuir el costo para toda la población en general. Esto nos afecta a todo”, dice.


La especialista refiere que, pese a que existen algunas políticas públicas, aún falta mucho por hacer, por ejemplo, todo lo relacionado con la regulación de centros de día, donde están las personas mayores.


“No hay normativas que manejen la accesibilidad o el diseño para personas mayores. En ese aspecto el poder dar una verdadera inclusión a esta población no es algo que esté dentro de las prioridades, pero esperemos que en futuros años vaya en mejoría”, considera.


A decir de Anikka Maya Rivero debemos pensar en el envejecimiento como un tema de todos, porque a todos nos compete. Eso incluye el contexto laboral.


“Si tenemos suerte, como dicen por ahí, todos seremos personas mayores, estamos hablando de que es hoy por ellos, y mañana por nosotros. Entonces es un tema que es importante investigar para crear una mejor sociedad”, afirma.


Para Bárbara Diego Pérez, debemos comenzar a hablar del cuidado como un derecho, “entendamos que existe el derecho al cuidado, a ser cuidado y al autocuidado”.


Y también, entender que los cuidados son diversos, “a mayor edad, mayor diversidad y uno de los grandes retos de atender a personas mayores que sí requieren cuidados es entender esa diversidad de necesidades y situaciones”, explicó.


Mientras la creación de sistemas de cuidados aterriza, las políticas desde el mercado laboral son de gran valor si se entiende que hay un acelerado envejecimiento, y que los permisos de cuidados será una constante en las peticiones de los colaboradores.


Actualidad Laboral / Con información de El Economista México