04-08-2016
El desempleo en Brasil sigue en alza pese a la inminente celebración de los Juegos Olímpicos, que muchos creían que se iban a convertir en un imán para inversores extranjeros atraídos por la marca Brasil, pero que no ha funcionado como tal.

El 11,2% de desocupación alcanzado en el segundo trimestre del año, equivalente a 11,4 millones de personas, es la peor cifra registrada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística desde que en 2012 se empezó a utilizar un método que contabiliza también a las personas que están buscando activamente empleo, con lo cual es posible que el número de desempleados sea aún mayor, consideran especialistas.

De acuerdo con la BBC, el Brasil podría ser el país que registre los peores números en cuanto a la creación de empleo en comparación con los otros 43 integrantes de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

A pesar de una inversión superior a los 13.000 millones de dólares en los Juegos, su efecto en la economía y el desempleo "es una cuestión básicamente local y limitada al turismo y a la actividad deportiva, e incluso su saldo final puede ser negativo para la economía brasileña", asegura al diario español El Mundo el economista de la escuela de negocios Insper, Otto Nogami.

"Por un lado, los costos han sido excesivos y no generarán una actividad económica después de los Juegos y, por otro, se crea una gran cantidad de empleo a corto plazo que una vez finalice la competición podría transformarse en más desempleo", agrega Ogami, que recuerda la experiencia del Mundial 2014 y el miedo a los "elefantes blancos", como se denominan los recintos deportivos que quedan sin uso una vez terminan los megaeventos deportivos.

La economía brasileña sigue en contracción, aunque ha disminuido su ritmo. En el primer trimestre del año, la recesión fue de un 0,3%, después de haber cerrado en el acumulado de 2015 con un retroceso del 3,8%, la peor cifra de los últimos 25 años y que muchos economistas esperan que se repita, tal vez un poco por debajo, en el presente año.

El megaescándalo de corrupción (Petrolao) descubierto en 2014 en torno a la empresa pública Petrobras fue uno de los detonantes de esta crisis.

El estado de Río de Janeiro fue uno de los que recibió un mayor castigo por su excesiva dependencia de la economía alrededor del petróleo y, de hecho, se declaró recientemente en estado de calamidad pública porque sus arcas están vacías y no puede pagar a sus funcionarios. El Gobierno central tuvo que aprobar una transferencia de emergencia de unos 900 millones de dólares para garantizar la seguridad durante el evento.

Pero la implicación en el pago de "coimas" a políticos y empresarios de las principales constructoras del país (OAS y Odebrecht, entre otras) acabó salpicando en general la confianza de la empresa brasileña de cara al inversor extranjero.

Al mismo tiempo, este escándalo fue el origen de la crisis política que desembocó en el proceso de "impeachment" contra Dilma Rousseff que está en marcha en el Senado, con el presidente interino Michel Temer comandando el país a la espera del juicio final a la mandataria, que se celebrará este mes y que podría suponer su destitución definitiva o, por el contrario, su vuelta a la cima del Poder Ejecutivo.

Actualidad Laboral / Con información de Diario Bae