"El desempleo y la depresión se relacionan de forma significativa entre los adultos jóvenes", dijo la autora líder, Robin McGee, de la Facultad de Salud Pública Rollins de la Universidad de Emory, en Atlanta.
Pero este estudio no aclara qué problema provoca al otro. El estudio solo se diseñó para hallar una asociación entre esos problemas.
"Según los resultados, no sabemos si el desempleo contribuye a la depresión o la depresión al desempleo", dijo McGee. "Los adultos jóvenes desempleados son una población que podría beneficiase de intervenciones de salud mental y enfocadas en el empleo. Si esas intervenciones se proveen pronto, quizá podamos enseñar a las personas habilidades que podrían tener un impacto para toda la vida".
El informe aparece en la edición de marzo de la revista Preventing Chronic Disease.
Para el estudio, McGee y su colaboradora Nancy Thompson, profesora asociada de la Emory, usaron datos del Sistema de Vigilancia de los Factores de Riesgo Conductuales de 2010, una encuesta nacional que evalúa las conductas sanitarias de riesgo. Observaron en específico a personas de 18 a 25 años de edad, para determinar el grado de depresión entre los adultos jóvenes desempleados.
Hallaron que casi el 12 por ciento de los jóvenes adultos estaban deprimidos, y alrededor del 23 por ciento estaban desempleados. El riesgo de depresión fue tres veces más alto entre los jóvenes adultos desempleados que entre los empleados, según el estudio.
Los autores especulan que el vínculo entre el desempleo y la depresión podría ser resultado de factores del desarrollo, como la incertidumbre que sienten los adultos jóvenes al pasar a la adultez, y los cambios en sus relaciones sociales y en su red de respaldo.
Además, la depresión entre los adultos jóvenes desempleados podría relacionarse con el estrés debido a los retrasos en alcanzar las metas vitales. Algunos adultos jóvenes podrían experimentar un estrés similar a los adultos mayores, como el estigma relacionado con el desempleo.
Pero quizá sea menos probable que el desempleo por sí mismo provoque depresión en este grupo de edad, dijo Tony Tang, profesor adjunto del departamento de psicología de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia.
"La expectativa general ahora es que esos adultos jóvenes estén en la universidad. Muchas universidades comunitarias aceptan a casi cualquiera que se gradúe de secundaria, y los préstamos estudiantiles subsidiados pueden cubrir las matrículas y los gastos. De forma que una persona de 18 a 25 años que está deprimida y desempleada no solo está desempleada, sino que tampoco está yendo a la universidad", comentó.
Entonces, es probable que su depresión no se pueda explicar solo por su desempleo o por el difícil mercado laboral, planteó Tang. La depresión podría deberse a varios motivos más. Por ejemplo, algunos adultos jóvenes quizá no hayan logrado graduarse de la secundaria, algunos podrían tener un colega al que odian y no saber qué hacer al respecto, algunos podrían ser extremadamente pobres, y algunos podrían tener problemas graves de salud, señaló.
"La mejor forma de romper el ciclo de desempleo y depresión podría ser con tratamientos contra la depresión que puedan ofrecer un alivio duradero", dijo Tang.
Tanto la terapia cognitiva para la depresión como los antidepresivos han resultado efectivos, y la terapia cognitiva podría ser particularmente efectiva en la prevención de las recaídas de la depresión, aseguró.
Simon Rego, director de entrenamiento en psicología del Centro Médico Montefiore y el Colegio de Medicina Albert Einstein en la ciudad de Nueva York, se mostró de acuerdo en que es importante desarrollar y proveer intervenciones enfocadas en la salud mental dirigidas a esta población.
"Quizá hacerlo no solo alivie los efectos negativos del desempleo y la depresión en este grupo, sino que también conduzca a que tengan un mejor futuro de salud mental", dijo.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
Actualidad Laboral / Con información de Info7