El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España, José Luis Escrivá, ha conseguido sacar adelante la reforma de la Ley de Extranjería tras la aprobación del Consejo de Estado. El objetivo de la nueva legislación es incorporar al mercado laboral español a miles de trabajadores extranjeros en medio de una crisis de talento preocupante en muchas de las grandes potencias occidentales.
Tal y como ha explicado el propio ministro, el objetivo de la nueva Ley de Extranjería es corregir las ineficiencias del actual modelo migratorio español, que empujan a los inmigrantes a la economía sumergida, así como “los crecientes desajustes del mercado laboral asociados a la escasez de trabajadores”.
Sin embargo, la reforma ha encontrado una dura oposición dentro de las filas del propio Gobierno. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, junto a su equipo, consideran que la nueva Ley de Extranjería podría generar un efecto llamada difícil de asumir por el país, y que “será sin duda difundido por las redes de tráfico de personas en los países de origen”.
A pesar de ello, la reforma saldrá adelante. El ministerio que dirige Escrivá prevé su aprobación en el Consejo de Ministros el próximo 26 de julio o, como mucho, el 2 de agosto. A partir de aquí, la nueva legislación se publicará en el BOE y entrará en vigor en un plazo de 20 días.
Estas son las novedades de la Ley
El principal objetivo de la reforma de la Ley de Extranjería es atraer al mercado laboral español a miles de trabajadores extranjeros. Los cambios se producen en un momento de grave crisis de talento para las economías más importantes de occidente, que no encuentran mano de obra para cubrir sus vacantes en sectores de todo tipo.
Así, la medida más llamativa es la ampliación del modelo de contratación en origen, limitado en la actualidad a los trabajadores temporales. La intención del Gobierno es agilizar los procesos de selección de empleados de baja, media y alta cualificación que todavía viven en sus países de origen.
Además, la reforma de la Ley de Extranjería busca impulsar la regularización de los trabajadores extranjeros que cobran sus salarios de manera informal por no disponer de permisos de residencia. Así, la nueva legislación permitirá residir de forma legal en España a los inmigrantes que lleven al menos dos años en el país de forma irregular. A cambio, estas personas deberán formarse en algún sector necesitado de mano de obra y, tras finalizar los estudios, conseguir un contrato de trabajo.
La última gran novedad de la reforma tiene que ver con los estudiantes que llegan a España para formarse. El nuevo reglamento les permitirá compaginar sus estudios con un empleo, incorporándoles así al mercado laboral como trabajadores de pleno derecho.
Todas estas medidas complementan las contenidas en la llamada Ley de Startups, orientada a fomentar la creación de empresas. El texto de esta ley incluye un apartado específico para nómadas digitales que busca atraer a España a estos trabajadores. Estas personas tienen la posibilidad de residir y trabajar en España durante cinco años, así como acogerse al régimen tributario especial y tributar por el impuesto sobre la renta de no residentes.
La crisis de talento que amenaza a las economías occidentales
Las diferentes reformas en la legislación española tienen un objetivo claro: convertir al país en un reclamo para los trabajadores extranjeros en medio de una crisis de talento que afecta de forma grave a las principales economías occidentales. El caso más llamativo es el de Estados Unidos, donde la llamada Gran Renuncia llegó a dejar más de cuatro millones de vacantes solo en un mes.
En este contexto, países como Alemania también han tomado medidas para agilizar la llegada de hasta 400.000 trabajadores extranjeros “para satisfacer puestos especializados como enfermería o logística. Necesitamos trabajadores cualificados en todas partes», afirman desde la administración germana.
La falta de trabajadores afecta a seis de cada diez empresas, según los últimos datos de Manpower. Se trata de la peor cifra en los últimos 15 años, y muestra la gravedad de una crisis internacional que ya es un importante freno a la recuperación económica tras la pandemia, mientras la crisis de suministros y el conflicto entre Rusia y Ucrania amenaza con extenderse en el tiempo.
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