Una de las mayores recompensas al trabajo de cualquier actor es recibir una nominación al premio Oscar, pues además de representar la cúspide de su fama (y estar por unos meses en la mira de todos) con este reconocimiento normalmente llega a sus carreras más trabajo y mejor remunerado.
Jennifer Lawrence hoy es la actriz mejor pagada de Hollywood al percibir más de 50 millones de dólares anuales, además de participar en por lo menos dos blockbusters por año, además de un filme que le asegura una nominación de la Academia.
Quizás eso no sería igual si en 2011 la joven de Louisville, Kentucky no hubiese sido nominada a la estatuilla dorada por su papel en Winter’s Bone.
Lawrence, quien en ese momento tenía escasos 20 años de edad, era la cara nueva de la industria. Pocos conocían su trabajo y fue a partir de figurar en la terna a Mejor Actriz, al lado de leyendas como Nicole Kidman y Anette Benning que su carrera se elevó.
Si bien esa noche del 27 de febrero no se fue a casa con la estatuilla –se la arrebató Natalie Portman por Black Swan– el trabajo comenzó a lloverle y su salario se disparó.
Este efecto Oscar no solo aplica para actores estadounidenses y, en una época en la que palabras como discriminación y segregación parecen ser el tema del día, los británicos, franceses, negros y latinoamericanos han podido probar cómo cambian sus carreras al competir o ganar un Oscar.
El caso más reciente es el de Lupita Nyong’o, quien antes de competir y ganar como Actriz de Reparto por 12 años de esclavitud (por el que le pagaron 200.000 dólares) solo había figurado en el elenco de un cortometraje.
Tras su victoria el éxito llegó a la vida de la mexicana-keniana. En 2015 ganó 75 millones y fue parte del éxito del año Star Wars Episodio VII: El despertar de la fuerza; además, en unos meses aparecerá en El libro de la selva.
A sus 31 años y con galardón en mano, Nyong’o es la primera mujer negra en ser la imagen de la marca francesa Lancôme y firmas como Dior, Calvin Klein y Gucci se pelean por vestirla en las alfombras rojas.
Viola Davis es otra afroamericana que luego de llevar una larga carrera en cine y TV vio resurgir su carrera en 2009 con su nominación a Actriz de Reparto por La Duda.
A partir de entonces Viola ha obtenido una segunda nominación de la academia (The Help), una veintena de películas, 17 nominaciones a otros galardones, así como un Tony, un Critics’ Choice y un Emmy por su protagónico en How To Get Away With Murder.
¿Qué hubiese pasado si actores como Christoph Waltz, Carey Mulligan o Marion Cotillard o Russell Crowe no los hubiese volteado a ver el Oscar? Posiblemente seguirían trabajando en filmes europeos y su transición a Hollywood habría tardado.
Actualidad Laboral / Con información de El Nacional