Pese a la reactivación parcial de algunas empresas por los cambios de semáforo de rojo a amarillo (modalidad empleada en Ecuador para la reactivación económica); las cifras de suspensión laboral y teletrabajo siguen creciendo. No muestran una reincorporación física de trabajadores a las oficinas. En mayo pasado había 579.783 colaboradores suspendidos y al 3 de julio sumaban 705.424, es decir, más de 100 000 personas inactivas. El 37,58 % en la provincia de Pichincha y 30,62 % en la provincia de Guayas. Fueron 5994 empresas privadas acogidas a esta modalidad. En tanto, que en el teletrabajo también hubo un incremento, aunque no tan significativo. En mayo había 412.720 trabajadores y ahora son 429.209: 286.401 en el sector público y 142.808 en el sector privado. El 47,48 % en Pichincha y 22,76 % en Guayas. Fueron 22.766 empresas acogidas bajo este tipo de modalidad.
De acuerdo con Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG), y George Saavedra, experto en Recursos Humanos, el aumento de la suspensión laboral y teletrabajo se debe a un tema de salud y finanzas. “Esto (suspensión laboral) ocurre por la parte financiera de cada compañía. Recordemos que hay algunos negocios que todavía no están reactivados como los de diversión; es un buen número de empleados que se sostienen como suspendidos”, dice. Agrega que cada empresa analiza, de acuerdo con el circulante, y decide qué porcentaje manda a suspensión. “Por ejemplo, del 100% suspenden al 30% ya sea por un tema financiero, porque el trabajo que realiza ahora no es necesario, también es de las políticas de cada empresa”, explica. Y agrega que en esta modalidad, están en mayor proporción los hoteles.
Arosemena cree que la oferta de a poco se está reactivando, pero no la demanda. “Aunque la oferta se está reactivando la demanda aún continúa contraída, lo que impide la recuperación del empleo. En diciembre de 2019 ya teníamos la tasa más baja de empleo adecuado en años, 38,8%. Y para que el mercado laboral se reactive completamente, necesitamos de reformas estructurales”, dice.
En cambio, los más de 15mil nuevos teletrabajadores se deben a un tema de salud, según Saavedra. “Hay empresas que en su infraestructura, las personas no pueden estar tanto a distancia y no han podido hacer mayores inversiones. Por lo que tuvieron que analizar, a qué personas las mandaron a teletrabajar”, indica. Con esto concuerda Arosemena y dice que las compañías tratan de minimizar los riesgos posibles de contagio de COVID-19. Agrega que también va por el lado del ahorro y productividad. “En muchos casos, el teletrabajo es más productivo y menos costoso para algunas empresas. Por ejemplo, se ahorrarían costos de alquiler de oficinas, etc., al mismo tiempo que el trabajador es más productivo”.
Saavedra afirma que los departamentos de Contabilidad, Recursos Humanos, Comercial y una parte de Sistemas pueden poner en práctica el teletrabajo sin ningún problema, menos las áreas ligadas a manejo de máquinas.
En tanto, hay 42.018 trabajadores cuyas jornadas fueron modificadas por 2162 empresas. En las provincias de Guayas, Pichincha, Azuay, Tungurahua, Manabí, Cotopaxi, Loja se registran la mayoría de trabajadores en esta modalidad. Y en reducción laboral de hasta 30 horas a la semana hay 311.072 trabajadores. Estos no son parte de la reducción al 50 % en la Ley Humanitaria. En total, 8555 empresas aplicaron la reducción a trabajadores a nivel nacional. En mayor porcentaje en las provincias de Pichincha, Guayas, Azuay, Cotopaxi, Tungurahua e Imbabura.
Actualidad Laboral / Con información de El Universo