Louisette Fanjamalala, ha trabajado mucho durante toda su vida, sin embargo al igual que millones de trabajadores pobres en el mundo, ella apenas gana lo suficiente para sobrevivir.
Fanjamalala, de Madagascar, vive con cuatro adolescentes, dos hijos suyos y dos adoptados. Su hogar es una vivienda hacinada de una sola habitación, en Soavina, periferia de Antananarivo. Su esposo se fue hace algunos años.
Durante años, ella trabajó en fábricas de la confección, con contratos a corto plazo y un salario mensual de sólo 70.000 ariarys (alrededor de 20 dólares) en algunos casos y, en los mejores, de 300.000 ariarys (90 dólares aproximadamente). Esa cifra le alcanzaba apenas para alimentar su familia. Hoy día, la situación es aún peor.
“Es cada vez más difícil que me contraten porque me consideran demasiado vieja. Es una lástima, porque soy una mujer cualificada, trabajo con la misma rapidez y aún mejor que los trabajadores más jóvenes, Sin embargo, por lo general los departamentos de recursos humanos rechazan mi solicitud de empleo sin ni siquiera concederme una entrevista”, explicó suspirando.
Debido a que también fue víctima de violencia en el trabajo, Fanjamalala recientemente participó en un programa de la OIT gracias al cual adquirió nuevas competencias y se le proporcionó una máquina de coser. En la actualidad, gana algo de dinero cosiendo en su hogar para los vecinos. También confecciona vestidos y cortinas para vender en el mercado local. No obstante, llevar un plato de comida a la mesa de la familia sigue siendo un desafío constante.
“Desafortunadamente, la historia de Fanjamalala es muy común en Madagascar y en numerosos países en desarrollo”, explicó Christian Ntsay, Director de la Oficina de la OIT en Antananarivo. “Basta caminar por las calles de esta ciudad y hablar con las personas para comprender que las conclusiones del informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2018 sobre empleo vulnerable y pobreza laboral son una realidad que enfrentan millones de personas”, declaró.
“Al igual que Louisette Fanjamalala, 93 por ciento de los trabajadores de Madagascar no tiene otra posibilidad que trabajar en la economía informal para sobrevivir”, agregó Christian Ntsay.
“La pobreza laboral sigue disminuyendo pero – así como para el empleo vulnerable – los progresos se están estancando”, declaró Stefan Kühn, principal autor del informe de la OIT Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2018.
“El empleo vulnerable afecta a tres de cada cuatro trabajadores en los países en desarrollo. Se calcula que alrededor de 1.400 millones de trabajadores estaban un empleo vulnerable en 2017. Cada año, deberían sumarse a esta cifra otras 17 millones de personas.”
En 2017, la pobreza laboral extrema seguía siendo generalizada, más de 300 millones de trabajadores en los países emergentes y en desarrollo vivían con un ingreso o consumo per cápita inferior a 1,90 dólares diarios.
En general, los progresos en la reducción de la pobreza laboral son demasiado lentos para compensar el crecimiento de la fuerza de trabajo en los países en desarrollo, donde se estima que el número de trabajadores que vive en pobreza extrema superará los 114 millones en 2018, es decir 40 por ciento de todas las personas empleadas.
“Los países emergentes lograron avances significativos en la reducción de la pobreza laboral extrema. Debería seguir disminuyendo, y esto se traduciría en una reducción del número de trabajadores en situación de pobreza extrema de 10 millones al año en 2018 y 2019. Sin embargo, la pobreza laboral moderada, en la cual los trabajadores viven con un ingreso de entre 1,90 y 3,10 dólares al día, sigue siendo generalizada. En 2017, afectaba a 430 millones de trabajadores en los países emergentes y en desarrollo”, explicó Stefan Kühn.
“Las conclusiones del informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2018 nos recuerdan que es necesario intensificar los esfuerzos para reducir las desigualdades y garantizar mejores condiciones de vida y de trabajo para las personas como Louisette Fanjamalala y los 140.000 millones de trabajadores que en todo el mundo enfrentan una situación similar”, concluyó.
Actualidad Laboral / Con información de OIT