Los autos sin conductor de Google y los experimentos de realidad virtual de Facebook están apenas a una hora al norte de Watsonville, un pueblo de mayoría hispana rodeado de campos de fresas en el centro de la Bahía de Monterey.
Eso es lo que inquieta a Jacob Martinez.
“Estamos tan cerca de Silicon Valley —dice—, pero es como si estuviéramos del otro lado del mundo”.
Salvar esa distancia es el objetivo que se puso hace un par de años, cuando se le ocurrió crear algo nunca visto en este pueblo agrícola de 50,000 personas, donde ocho de cada diez habitantes son latinos y sólo uno de cada diez tiene un título universitario.
Martinez lanzó DigitalNEST, un espacio colaborativo para adolescentes y jóvenes inspirado en las oficinas compartidas —como Galvanize y WeWork— que están tan de moda en San Francisco y Silicon Valley.
Allí, educa y contiene a 650 chicos y chicas, 80% de ellos latinos, les da acceso a tecnología e internet y les deja ver la posibilidad de un futuro diferente.
Su objetivo es que los jóvenes estén preparados para postularse a empleos tecnológicos en las empresas de la zona y, un día, en la industria tecno de Silicon Valley, cuestionada porque tiene pocos empleados negros e hispanos.
“Si quieren diversidad en la industria tecnológica —dice Martinez—, aquí la tenemos para ustedes”.
Silicon Valley en el campo
A poco más de un año de su creación, DigitalNEST se acaba de mudar a una nueva sede, un edificio de dos plantas en el centro del pueblo.
Allí, cualquier chico o chica de 12 a 24 años de Watsonville y el resto de la bahía, que va desde Santa Cruz hasta Monterey, tiene acceso a tecnología y a cursos sin pagar nada.
Los miembros aprenden diseño web, fotografía y video digital, manufactura 3D, diseño de videojuegos y otras tecnologías. Y Martinez ya tiene los fondos para lanzar una segunda sede, en una ciudad agrícola tres veces más grande, Salinas.
Actualidad Laboral / Con información de Univisión