"¿Te imaginas si hiciéramos una pizza de maíz azul?” Con esta inocente pregunta nació en 2015 Pixza, una pizzería de Ciudad de México poco convencional; no solo por ofrecer la primera pizza de la historia hecha de maíz azul con ingredientes 100% mexicanos, sino porque además ofrece oportunidades de vida a jóvenes indigentes.


Pixza es -en palabras de Alejandro Souza, su fundador y gerente- una plataforma de empoderamiento social disfrazada de pizzería. Después de cada cinco porciones vendidas, se genera una sexta de manera automática, cuyo valor se destina a jóvenes en abandono social que, al recibirla, participan en un programa de empoderamiento llamado "La Ruta del Cambio". Aquellos que logran graduarse reciben una oferta formal de empleo en la pizzería y entran a un programa de reinserción social.


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Otro caso similar de emprendimiento social lo encontramos en Hipocampus,  un modelo de la India que provee cuidado y educación, asequible y de alta calidad, para niños y niñas vulnerables de 2 a 6 años, y que ahora se replica  en México de la mano de Lourdes Garza y Germán Zubía. Aunque existen evidentes diferencias entre ambos países no se debe olvidar que, actualmente seis millones de niños y niñas mexicanos menores de cinco años viven en pobreza, y no tienen acceso a cuidado de calidad y servicios de educación.


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Estos dos ejemplos muestran una realidad esperanzadora: cada vez hay más casos, en América Latina y en el mundo, como los de Alejandro, Lourdes o Germán, que pretenden solucionar desafíos sociales que aquejan a los más vulnerables a través de una empresa social, alejándose de la filantropía.


Ellos son los emprendedores sociales, personas que buscan resolver los problemas sociales más apremiantes, de una manera innovadora y con un enfoque de alto impacto. "Tienen el temperamento, espíritu, creatividad y determinación de un emprendedor de negocios. Sin embargo, aplican estas cualidades para solucionar problemas sociales, en vez de buscar solo una ganancia económica", según la definición de Ashoka, la organización de emprendimiento social más grande del mundo.


Una de las principales dificultades que frenan el crecimiento de muchas de las ideas de emprendimiento social es, la falta de recursos. Somos testigos de, cómo muchas iniciativas con alto potencial de impacto no logran desarrollarse por falta de financiamiento adecuado. Y no es necesariamente la escasez de fondos disponibles, sino el desconocimiento de los emprendedores a cómo acceder a ellos. Los emprendedores no suelen saber cómo negociar con inversionistas ángeles, cómo funcionan los términos de inversión o la diferencia entre financiación a través de deuda o de acciones.


Desde CAF -banco de desarrollo de América Latina-, dentro de su línea de trabajo de innovación social con el sector privado como agente de cambio y desarrollo, están comprometidos con los emprendedores sociales y los apoyan. Esto a través de ayuda técnica y financiera, para que implementen sus ideas y sus soluciones útiles y sostenibles a algunos desafíos que enfrenta la región.


Ante la necesidad de conectar inversores con ideas emprendedoras, existen consultorías que ofrecen asesoría de levantamiento de capital para empresas de impacto. En México, Kaya es un buen ejemplo. A diferencia de una aceleradora "clásica" con  servicios estandarizados, prestan un servicio de banco de inversión para empresas sociales en etapa temprana. Mediante una asesoría totalmente individualizada, altamente personalizada y que se adapta a los tiempos del emprendedor y de la empresa, acompañando "en vivo" el levantamiento de capital, mientras la empresa paga la mayor parte del costo del servicio con base en el éxito. Kaya entiende las necesidades de levantamiento de capital desde la perspectiva del emprendedor social.




El apoyo semilla se CAF a Kaya, ha permitido probar la validez de su modelo y ayudarla en su rol de multiplicador del impacto de los emprendedores sociales mexicanos como Pixza e Hipocampus; y ha sido un éxito. En los últimos 12 meses, Kaya ha logrado apoyar a 11 empresas sociales, de las cuales tres han logrado levantar 3.6 millones de dólares.


Entre las actividades que Kaya ha realizado con los emprendedores se incluyen: la actualización de su modelo financiero para reflejar sus planes de crecimiento, valoración de la empresa, apoyo en la preparación de material para inversionistas, análisis de los términos de inversión (incluyendo redacción de la primera versión deltermsheet) y acompañamiento durante las negociaciones.


Pixza, Hipocampus y Kaya solo son una muestra del espíritu solidario y del emprendimiento social que brota en todos los países de América Latina. Tenemos el talento, la iniciativa y la vocación. Ahora solo faltan planes operativos eficientes y el capital necesario para que estas innovaciones sociales  tengan el impacto que todos esperamos.


Actualidad Laboral / Con información de CAF - Beatriz Guillén