En Alemania se te abren todas las puertas a quien rinda en el trabajo y sea eficiente: ese concepto está muy difundido, pero desgraciadamente no se corresponde con la realidad. Habría que añadir: "y a quien venga del estamento social correcto". A menudo, el talento y el compromiso no son suficientes; también hay que entender los códigos ocultos de las élites, saber comportarse, llevar la ropa adecuada, tener las aficiones correctas y el estilo de hablar y el lenguaje adecuados para que se abran las puertas de los pisos ejecutivos.


En otras palabras, en Alemania el origen social desempeña un papel decisivo a la hora de determinar qué oportunidades académicas y profesionales tiene una persona y en qué medida experimenta discriminación.


La discriminación comienza temprano


En este país, la discriminación comienza a una edad temprana. "Más del 80% de los niños de familias con formación académica cursan el bachillerato, lo que les da la posibilidad de hacer una carrera universitaria. En el caso de los niños de familias con menor nivel educativo, no llega ni a la mitad", dice Konstantina Vassiliou-Enz, periodista y cofundadora de Diversity Kartell, que aboga por una mayor diversidad en los medios de comunicación.


La trayectoria educativa posterior también suele estar relacionada con el nivel educativo de los padres. Por ejemplo, 79 de cada 100 jóvenes de familias de académicos inician estudios universitarios, mientras que solo 27 de cada 100 hijos de familias cuyos miembros no son académicos lo hacen.


Origen social y económico influyen en la carrera


Además de la educación de los padres, hay otros aspectos que también determinan el origen social. La posición socioeconómica de la familia también es relevante, por ejemplo, con qué bienes cuentan los padres, o si tienen un empleo. Peor aún, los que proceden de una clase social baja suelen ser discriminados por otras características, por ejemplo, si además tienen un origen migratorio.


"Los ingresos y el nivel educativo de los padres son especialmente decisivos para el éxito educativo en Alemania, y los niños hijos de inmigrantes, por ejemplo, tienen más probabilidades de proceder de familias con bajos ingresos", explica Vassiliou-Enz.


El camino desde abajo está lleno de obstáculos


Muchas familias de bajos recursos no pueden sostener a sus hijos durante los años de estudios, explica Vassiliou-Enz. "En mi caso, mis padres pasaron muchos años sin trabajo", dice Natalya Nepomnyashcha, y agrega que "su pérdida de la confianza en sí mismos se traslada a los niños, que también sienten que tal vez no puedan lograr tanto".


Los padres de Natalya habían emigrado de Kiev, la capital de Ucrania, a Alemania. Ella creció en una zona socialmente desfavorecida de Baviera. Y, a pesar de tener buenas notas, no fue aceptada en el colegio para cursar el bachillerato. Aún así, realizó una formación profesional y un máster en Gran Bretaña. En la actualidad, trabaja en una reconocida consultoría de gestión y también ha fundado la organización Netzwerk Chancen (Red de Oportunidades), que ayuda a los jóvenes de las clases sociales más bajas a salir adelante.


Más diversidad social y de formación en las empresas


Es difícil que la discriminación basada en el origen social sea menos visible que cuando las personas están en desventaja por la edad, el color de la piel o el origen migratorio. Por lo tanto, es aún más importante que los responsables de instituciones educativas y de departamentos de recursos humanos reciban formación al respecto y se cuestionen críticamente sus propias decisiones en cuanto a la elección de estudiantes, becarios y empleados.


Eso ya comienza, por ejemplo, con los anuncios de ofertas de trabajo, dice Nepomnyashcha. Su organización recomienda que al analizar las postulaciones se preste menos atención a las cualificaciones de los candidatos y más a su competencia real, ya que las personas capaces de escalar en la profesión a menudo no han estudiado en las mejores universidades, ni tienen necesariamente excelentes notas. Pero sí pueden tener talento, según Nepomnyashcha.


Los medios de comunicación también son considerados relativamente homogéneos y menos diversos en cuanto a su personal. "Pero entretanto eso está cambiando", dice Vassiliou-Enz. Las emisoras alemanas Hessischer Rundfunk y SWR, por ejemplo, ya no exigen un título universitario como requisito para acceder a un puesto como practicante, sino que también aceptan una formación profesional no universitaria


Vale la pena que las empresas se centren en la diversidad. Según la consultora McKinsey, el 50% de la escasez de trabajadores cualificados prevista en Alemania podría amortiguarse con diversidad en las empresas. Si el consejo de administración de una empresa es étnicamente diverso, la empresa es un 36% más rentable que el promedio. Para este estudio se analizaron datos de más de 1.000 empresas de 15 países.


Actualidad Laboral / Con información de DW