A pesar de la pandemia en curso, el interés por iniciar un negocio se ha recuperado a medida que se reactivan partes de la economía estadounidense. Las solicitudes de inscripción fiscal comercial se redujeron en más de un tercio a fines de marzo en comparación con los niveles del año anterior. En la semana que terminó el 5 de septiembre —los datos más recientes disponibles—, aumentaron 93,6%. Estas solicitudes no necesariamente significan la apertura de empresas, pero las cifras muestran que, a pesar del peso de la pandemia en la economía, la gente analiza seriamente la posibilidad de iniciar una empresa.
Una recesión en plena pandemia puede parecer el peor momento para iniciar un negocio. A pesar de los millones de préstamos y subvenciones de los gobiernos federal y estatal en Estados Unidos, se calcula que miles de empresas ya habían fracasado para cuando comenzó la crisis por el coronavirus.
Sin embargo, desde aquellos que invirtieron demasiado hasta los que perdieron su empleo y vieron en la creación de su propia empresa como el mejor camino a seguir, miles de estadounidenses han optado por dar el paso. Algunos incluso han cerrado un negocio y rápidamente abierto otro más adecuado para la “nueva normalidad”.
Los propietarios de todas estas empresas incipientes enfrentan un camino difícil mientras intentan atraer clientes y prosperar. Si bien casi el 80% de las empresas emergentes sobrevivieron a su primer año en 2019, según una investigación de la Fundación Kauffman, esos negocios tuvieron la ventaja de abrir en una economía fuerte.
Sin embargo, prosperar es más difícil en una recesión: los compradores y las empresas gastan menos y las nuevas compañías tienden a tener altos costos de arranque y bajos ingresos. El producto interno bruto estadounidense se desplomó en casi un tercio de abril a julio y todavía hay más de 13 millones de desempleados.
Poco más de un millón de empresas que tenían empleados abrieron en 2018, pero 925.000 cerraron, según los datos más recientes del Departamento de Trabajo.
Los desempleados que necesitan una fuente de ingresos probablemente presentaron algunas de las solicitudes de inscripción fiscal comercial, dijo Dane Stangler, investigador del centro de estudios Bipartisan Policy Center, pero también podría ser que quienes cerraron sus negocios de forma permanente al principio de la pandemia podrían estar comenzando nuevamente con una entidad diferente, de acuerdo con el experto.
Yavonne Sarber sabía que su restaurante Sugar Whiskey Sis en Covington, Kentucky, no sobreviviría a la cuarentena. Entonces lo cerró definitivamente y cuatro semanas después abrió un restaurante completamente nuevo, esta vez enfocado en comida para llevar y entrega a domicilio.
“No podíamos quedarnos quietos, sabíamos que teníamos que hacer algo”, dijo Sarber, quien también es dueña de cuatro restaurantes Agave & Rye en Kentucky y Ohio.
La formación de empresas se redujo drásticamente durante la crisis financiera mundial de la década pasada, pero muchas personas, incluidas algunas que perdieron sus trabajos, iniciaron compañías. De aquí surgieron éxitos como Airbnb, un servicio de hospedaje ofrecido por particulares, y Warby Parker, que vende anteojos por internet.
Actualidad Laboral / Con información de AP