Las entrevistas de trabajo son una parte fundamental en la búsqueda de empleo. Más allá de ser meros trámites, su utilidad se basa en que los responsables de Recursos Humanos exploren más allá del currículum y descarten a los candidatos que no congenien con la filosofía de la empresa. Pero, ¿y, si en contra de lo que la mayoría piensa, los entrevistadores no sólo esperasen respuestas, sino también preguntas? Tal es la opinión de Robin Ryan, experta de la revista 'Forbes' que ha contrastado su hipótesis con responsables de selección de personal en la multinacional AT&T.
"Debe concebir la entrevista como un cortejo entre usted y la empresa", recomienda la especialista, para quien las cuestiones que plantea el candidato son, a la par, una oportunidad de impresionar al empleador y la única forma de "aprender cómo es trabajar allí". De hecho, considera fundamental ir a la entrevista con una lista de interrogantes mediante la que conocer al detalle las funciones laborales y la cultura corporativa. El sentido de las mismas puede resumirse en una máxima: tienen que ayudar a dirimir si el empleado quiere trabajar para ese jefe.
Puede ser un arma de doble filo si el entrevistado no se asegura de "hacerle la pregunta adecuada a la persona correcta". En este sentido, Ryan recuerda que es poco probable que un responsable de Recursos Humanos responda a "preguntas demasiado técnicas", en tanto que su función consiste en evaluar y validar la experiencia del candidato y, a menudo, sólo posee una idea general sobre el puesto. En cambio, sí que puede dar información certera sobre el clima de trabajo y la cultura de la empresa.
¿Qué preguntas deben formularse?
Actualidad Laboral / Con información de El Confidencial