21-04-2017
El tráfico de remesas generado por la inmigración hacia los países en desarrollo volvió a contraerse en 2016, por segundo año consecutivo. El total del dinero que envió la diáspora global a sus países de origen se redujo un 2,4% y rondó así los 429.000 millones de dólares. Es una tendencia no se veía desde hace tres décadas. América Latina es la única región del mundo que crece.
Los datos los publica el Banco Mundial coincidiendo con la reunión de la cumbre de primavera en Washington. El organismo lo explica por el bajo precio del petróleo, la debilidad económica en el Golfo, Rusia y Europa. Las remesas caen también cuando se tiene en cuenta los flujos hacia economías con altos ingresos. El total global de remesas es en este caso de 575.000 millones, un 1,2% menos que en 2015.
Las remesas ya se contrajeron en 2009 por la crisis financiera, pero rebotaron al año siguiente. Hay una explicación técnica esta vez asociada al tipo de cambio. Los pagos en euros, libras esterlinas y del rublo hacia grandes países receptores de remesas ya no generan tanto dinero como antes cuando se pasa a dólares, por la apreciación del billete verde. Se observa en el caso de India. Es el país que recibe más dinero de sus inmigrantes pero también el que más sufre en términos absolutos.
Las remesas hacia India cayeron un 9%. La contracción fue aún mayor en Bangladés (11%), Nigeria (10%) y Egipto (9,5%). Este flujo de efectivo es esencial para la financiación de los países más atrasados, hasta el punto de triplicar la ayuda internacional al desarrollo. Este debilitamiento, explica Rita Ramalho, “puede tener un impacto seria en la salud, educación y nutrición adecuada de las familias”.
Robusto incremento hacia México
Hay excepciones. El tráfico de remesas creció casi un 5% en Filipinas. Aunque el mayor incremento entre los grandes países receptores lo registró México, de casi el 9%. También fue robusta en El Salvador y Guatemala. La región de América Latina es la única que creció el año pasado, un 6,9%, hasta los 73.000 millones. Se explica por la solidez económica en Estados Unidos y la fortaleza del dólar.
La proyección que hace el Banco Mundial es que las remesas hacia los países latinoamericanos siga en ascenso, aunque se moderará a la mitad este año. Será suficiente para alcanzar los 75.000 millones. El organismo explica que es una de los contribuyentes a la mejora de las perspectivas económicas para la región. Su proyección es de un crecimiento del 1,5% en 2017.
La mejora de las perspectivas económicas para el resto del mundo también debería contribuir a revertir la tendencia. El organismo proyecta que las remesas hacia los países en desarrollo crezcan más de un 3%, hasta alcanzar los 444.000 millones en 2017. El informe también señala que los costes asociados a estos envíos se estabilizaron en 7,45 dólares por una transferencia de 200 dólares.
Actualidad Laboral / Con información de El País