“Cerrar la brecha de género es un objetivo inaplazable”, advirtió este martes la ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, ante un numeroso foro de directivos y directivas. El desequilibrio de poder en perjuicio de las mujeres, señaló, afecta tanto a la eficiencia económica como a la de la empresa. Y, aparte de las razones “de justicia social”, Calviño remarcó que esta desigualdad tiene un coste importante para España: la brecha de género implica una pérdida de valor a nivel agregado de aproximadamente, el 15% del producto interior bruto (PIB).
Además, Calviño recordó que la desigualdad entre hombres y mujeres había experimentado un retroceso durante la crisis económica en buena parte de las economías avanzadas, incluida la española. Durante la inauguración de la jornada Cerrar la brecha de género, organizada por la consultora AT Kearney, la ministra de Economía avanzó también que la agenda de reformas de medio plazo que ultima el Ejecutivo de Pedro Sánchez, contemplará la lucha contra la desigualdad territorial, de renta y “por supuesto, de género”.
Según explicó, en esta “hoja de ruta” de actuación de todos los ministerios se abordarán “retos interconectados”, desde los globales, como el cambio climático, la demografía o el avance tecnológico; a otros de carácter específico, que van desde la alta tasa de desempleo, la elevada deuda pública y el insuficiente ritmo de avance de la productividad. La ministra defendió que este conjunto de reformas persiguen, en último término, “aumentar el PIB potencial a medio plazo”.
La jornada recogió reflexiones diversas desde el mundo empresarial sobre, cómo lograr una presencia más equilibrada de hombres y mujeres en las compañías. María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter - banco español -, animó a las profesionales a centrar sus esfuerzos en formar parte de empresas que ofrezcan opciones de promoción a las mujeres y, en general, que estén preocupadas por la diversidad. “Hay que buscar un entorno donde se valoren tus capacidades. Las mujeres no podemos trabajar en un sitio donde no se respeta el talento, donde no haya oportunidades”, defendió. “Cualquier empresa que tenga vocación de liderazgo ha de replicar la diversidad del mercado donde opera”. Y esta diversidad, insistió Dancausa, no es sólo de género, sino también por la procedencia de los trabajadores o la edad.
Brecha de género
En un sentido similar, se manifestó Laura Molero, alta ejecutiva y consejera independiente de Bankia, Viscofan, Acerinox y Ezentis; al asegurar que “ya nadie quiere colaborar, trabajar, invertir en compañías que no sean sostenibles, que no tengan valores sólidos. Son empresas de recorrido limitado”.
“El área más floja” es la presencia femenina en los comités de dirección, advirtió Molero, quien planteó además que esta limitada representación impide que las mujeres vayan adquiriendo la experiencia necesaria de gestión de empresas. Eugenio Prieto, de AT Kearney, recordó que solo poco más del 14% de los altos directivos de las empresas cotizadas son mujeres, frente al 24% en los países nórdicos.
El camino a seguir, lejos de los objetivos
Según un reciente informe publicado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), las empresas que cotizan en bolsa se mantienen lejos del objetivo del 2020, del código de buen gobierno de que las mujeres ocupen al menos el 30% de los puestos de los consejos de administración. En el 2017 –último año analizado por el organismo supervisor–, no llegaron ni tan siquiera a alcanzar el 19%. En ese momento, entre las empresas del Ibex 35 tan solo nueve compañías cumplían con la meta del 30%.
Actualidad Laboral / Con información de La Vanguardia España