El producto interior bruto (PIB) de España se hundió un 18,5% en el segundo trimestre del 2020, según acaba de hacer público el Instituto Nacional de Estadística (INE). El retroceso, el mayor de la historia en un trimestre desde que se tienen registros, refleja el parón casi absoluto de la economía entre abril y junio; como consecuencia del estado de alarma, que se prolongó desde el 15 de marzo al 21 de junio pasados. En tasa interanual, el batacazo es del 22,1%. Como dijo el Ministerio de Economía hace unos días, las medidas económicas del Gobierno han evitado una caída del PIB del 25%.
España ya está técnicamente en recesión al encadenar dos trimestres consecutivos de caída del PIB. En el primero –que reflejó las consecuencias del impacto del coronavirus en China, su extensión inicial por Europa y las turbulencias financieras, además de los 15 primeros días del estado de alarma–; la actividad económica se contrajo un 5,2%. España ha acumulado seis años consecutivos de crecimiento antes de volver a entrar en recesión.
A la cola de Europa
El retroceso de España es superior al -13,8% de Francia, que se acaba de conocer también, y al -10,1% de Alemania, publicado el jueves. El peor comportamiento de la economía española se explica por la fuerte dependencia de los servicios, en especial los ligados al turismo; el sector más castigado por el cierre de las fronteras y las restricciones del confinamiento.
En el mismo momento en el que se ha conocido el dato del PIB, las bolsas han abierto. En los primeros instantes de la sesión, el Ibex no había profundizado en las pérdidas del jueves, que le llevaron a perder los 7.000 puntos por primera vez desde finales de mayo. No se esperaba una caída tan grande, pero ya estaba más o menos descontado por los inversores.
En un comunicado, el INE explica que “el impacto de las restricciones impuestas a la circulación de personas, y al ejercicio de actividades económicas para la protección de la salud de la población desde el pasado mes de marzo por la extensión de la pandemia de la Covid-19. Así como el paulatino levantamiento en las diferentes partes del territorio nacional de dichas medidas a lo largo del trimestre, introducen una dificultad extraordinaria para la medición de la evolución económica reciente”. Es muy probable que el dato del PIB se corrija. Aún así, las magnitudes continuarán siendo estratosféricas.
Con todo, la estadística muestra algunas cifras brutales. Por ejemplo, el consumo de los hogares retrocedió un 21% en el trimestre como consecuencia probablemente del aumento de la tasa de paro. Y también, del aumento del ahorro de las familias a consecuencia de la incertidumbre general y el miedo. Lo mismo sucedió con el consumo de las empresas: la inversión. Retrocedió un 22% en el mismo periodo.
Las exportaciones de bienes y servicios, por su parte, se hundió un 33,5%. Este dato refleja con crudeza la práctica desaparición del turismo; y tiene un reflejo, igualmente dramático, en el retroceso sin precedentes del 40,4% en la actividad del comercio, el transporte y la hostelería. De esta desolación no se libró tampoco el mundo de la cultura y deporte. El epígrafe de las actividades artísticas, recreativas y otros servicios registró un retroceso del 34%. Por último, la industria también acusó con fuerza la contracción de la demanda y perdió un 18,5% en el trimestre, lo mismo que el conjunto del PIB.
Actualidad Laboral / Con información de La Vanguardia