15-12-2023

Lo que está ocurriendo con los sueldos en España parece no tener sentido. Al menos, si se comparan los diversos indicadores de un mercado de trabajo que tiene la mayor tasa de paro de la UE y una de las más bajas de vacantes de empleo. Aun así, las españolas son las empresas de la zona euro que más suben los salarios para contratar, un 5,7% respecto a un año antes. El porcentaje queda un punto por encima de la retribución media por hora trabajada y por encima de lo pactado en convenios, pero es un factor que sigue tirando de las nóminas en el peor momento, cuando el BCE las mira con lupa para decidir sobre la política monetaria.


El dato de noviembre del indicador salarial de las ofertas de empleo que elabora Indeed confirma los síntomas de agotamiento en España, con un descenso del incremento desde el máximo del 6,38% registrado en verano. Pero se mantiene muy por delante del resto de grandes economías de la zona euro, como Alemania, donde la variación anual ha retrocedido del 6,9% al 4,1% en un año.


Hay que tener en cuenta que España ha sido el más rezagado en sumarse a esta tendencia iniciada en 2021 en la zona euro y unos meses antes en Estados Unidos, donde recibió el nombre de 'Gran Renuncia', aunque las causas fueron mucho más complejas que una renuncia masiva de trabajadores que se replanteaban sus objetivos tras la crisis sanitaria. Ante el 'sobrecalentamiento' del mercado laboral, es decir, la falta de mano de obra para satisfacer la demanda de las empresas, es lógico que las ofertas de empleo eleven la apuesta para atraer talento, aunque sea a costa de 'robárselo' a la competencia. Lo que llevó a un escenario en el que los trabajadores tienen más poder para negociar sus condiciones y cambiar de trabajo si no le convencen.


Un año después, los efectos parecen disolverse mucho más despacio de lo que le gustaría a la Fed y al BCE. Pese a la moderación general en la eurozona en los últimos meses, todos los países mantienen subidas en el indicador de Indeed por encima de la de la inflación. Alemania y Países Bajos tienen más puestos por cubrir que parados y la tasa de vacantes sobre el total de empleos llega al 4,1% y 4,7% respectivamente.


En Francia se sitúa en el 2,3%. Incluso en Italia, donde los datos de Indeed no registran cambios en las ofertas publicadas, los puestos disponibles se sitúan en el 2,4%. Pero en España apenas llegan al 0,9%, la más baja de la zona euro. De hecho, nuestro país apenas dispone de 5 vacantes por cada 100 parados, en las antípodas de germanos y holandeses. Entonces, ¿de dónde sale esa presión salarial, que hoy supera incluso la de Estados Unidos?


De hecho, la subida en España supera a la de todos los países analizados por Indeed, incluyendo a Estados Unidos con una única excepción: Reino Unido, donde se mantienen en el 6,6%. Aunque hay que tener en cuenta que la economía británica tiene un serio problema de falta de mano de obra por las restricciones de política migratoria tras el Brexit.


Hasta hace apenas unos meses, el Gobierno negaba por activa y por pasiva que en España hubiera un problema de falta de mano de obra, a pesar de las quejas de las empresas de sectores que iban desde la hostelería al tecnológico. Su explicación a datos como los de Indeed era la falta de competitividad y bajos salarios en esas empresas, en línea con el famoso 'Pay them more' que esgrimió el presidente estadounidense Joe Biden cuando le inquirieron sobre un problema similar en Estados Unidos.


Otros analistas también daban por bueno el dato de vacantes, e incluso aseguran que es elevada si la comparamos con la de la última década, pero señalaban el incremento de los puestos vacantes a la combinación de tres motivos: la reactivación tardía de ciertos sectores tras la pandemia, como la hostelería, y la falta de cualificación en otros se habría combinado con los efectos de la reforma laboral que ha disparado la contratación indefinida y con ello las dimisiones de trabajadores fijos, con el consiguiente impacto en los salarios. Una tesis que defiende el propio Banco de España.


Un problema estructural


Pero hace unas semanas el Ejecutivo reconoció ante Bruselas que en España hay un problema estructural de mano de obra menguante, sobre todo en la franja de edad entre 25 y 55 años, que puede ser un factor de tensión en el mercado de trabajo. Confía en resolverlo mediante la llegada de inmigrantes, como en la primera década del siglo. Pero el perfil de trabajadores foráneos guarda bastantes diferencias con el de entonces, y la guerra por el talento cualificado con otros países (en especial los que tienen más problemas para contratar) es feroz.


El análisis del Gobierno, en cualquier caso, apunta a causas más profundas y persistentes de un 'sobrecalentamiento' del mercado laboral que no puede explicarse únicamente por la pandemia. De hecho, un análisis de los datos de Indeed del periodo anterior a la crisis inflacionaria arroja una sorpresa más: España ya el país que más subía los salarios en las ofertas antes de la pandemia, pese a que la evolución del empleo era mucho más débil y la tasa de vacantes todavía menor.


Una explicación puede estar en la volatilidad y elevada rotación del empleo en nuestro país, que se mantiene incluso a pesar de la reforma laboral. Un mercado laboral con empleos de corta duración efectiva tiene que mejorar los sueldos iniciales para atraer candidatos. Pero a la vez depende mucho más del ciclo económico.


La pandemia redujo los salarios ofertados porque frenó la contratación con mayor intensidad que en el resto, una tendencia que toca fondo a principios de 2022, cuando otros países ya empezaban casi un año con fuertes repuntes. En este sentido, es lógico que la subida siga siendo más elevada. Pero con el precedente de 2019 es muy posible que se mantenga en niveles más altos que los países europeos (e incluso que Estados Unidos) cuando el mercado laboral se normalice.


Ello a pesar de que la tendencia de las ofertas de empleo guarda distancias con la de los convenios colectivos, que se mantienen en el 3,49% (aunque los de nueva firma escalan al 4,14%), cuando la inflación se sitúa en el nivel del 3,2%. Se da la paradoja de que durante lo peor de la pandemia los acuerdos entre patronal y sindicatos garantizaron el poder adquisitivo, pero a partir de 2022 la necesidad de contratar se convierte en un motor más fuerte.


Una evolución que apunta a que quizá la negociación colectiva no sea el único indicador a tener en cuenta la evolución de las retribuciones en España, donde las negociaciones que cada empresa mantiene para fichar candidatos cobran cada vez más relevancia. Lo que, desde la óptica del BCE se convierte en un palo en la rueda de la política monetaria para contener los precios.


Actualidad Laboral / Con información de El Economista