30-06-2017
Las cotizaciones siguen sin aportar lo suficiente a las arcas de la Seguridad Social para pagar las pensiones, en especial, cuando llega el momento de repartir las pagas extraordinarias de verano y Navidad. La Seguridad Social necesitaba 9.500 millones para afrontar este sobresfuerzo veraniego. De ese dinero, 3.514 millones han salido del Fondo de Reserva, la llamada hucha de las pensiones, el salvavidas al que se recurre desde 2011. Para evitar dejar la hucha vacía (quedan poco más de 11.600 millones), el resto del dinero se cubre con un crédito que facilita el Gobierno y que asciende a 5.986 millones.
Julio: dos pagas, la mensual y la extraordinaria, y liquidación del IRPF con la Agencia Tributaria. En total, la Seguridad Social necesitaba este año para afrontar todas estas obligaciones 17.128 millones. Y los recursos ordinarios, la recaudación por cotizaciones, no han sido suficientes. Así que el Ministerio de Empleo ha recurrido a otros instrumentos de pago que tenía a su disposición: el Fondo de Reserva y la línea de crédito que contemplan los presupuestos de este año.
La situación de escasez no es nueva. Se repite desde hace seis años. Esta vez lo novedoso es la utilización de un crédito concedido por Hacienda en las cuentas públicas de 2017. Ese préstamo, de 10.192 millones, ha recibido este jueves el visto bueno del Consejo de Ministros y poco después Empleo comunicó que ya ha consumido 5.986 millones para la extra.
El Ejecutivo podía haberlo evitado y haber echado mano exclusivamente del Fondo de Reserva. Los presupuestos de 2017, publicados justo un día antes, el miércoles, prorrogan la suspensión de los límites que fija la ley que regula el uso de la hucha de las pensiones en un 3% del gasto anual previsto en prestaciones contributivas. Estos topes legales, en realidad, nunca han operado, porque desde que ha empezado a utilizarse el Fondo han estado suspendidos.
Evitar desgaste político
Sin embargo, el Gobierno ha querido evitar el desgaste político que puede suponer agotar toda la hucha de las pensiones, así que ha decidido ya recurrir a la línea de crédito. Del Fondo de Reserva solo utilizó 3.514 millones. “Se ha optado por combinar dos instrumentos financiadores para garantizar el pago puntual y completo de las pagas”, explicó Báñez en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
No es la primera vez que la Seguridad Social recurre a préstamos para pagar las pensiones: ya sucedió en los años noventa (entre 1994 y 1999), con los gobiernos de Felipe González (PSOE) y José María Aznar (PP). Según Báñez, entonces se prestaron más de 27.500 millones.
Pero hay una diferencia importante entre la situación de hace dos décadas y ahora. En los noventa, como no se habían separado totalmente las fuentes de financiación, la Seguridad Social, también en números rojos, se hacía cargo de las pensiones no contributivas, de gastos en Servicios Sociales, Dependencia, Sanidad y de los complementos que de las pensiones que precisan aportes adicionales (la última partida que dejó de pagarse con cotizaciones, algo que se logró con este Gobierno en 2013).
La situación se repetirá, probablemente, en diciembre. La Seguridad Social volverá a precisar de recursos extraordinarios para pagar los 9,5 millones de prestaciones que satisface cada mes y liquidar los impuestos que llevan aparejados. Y se repetirá, porque la recaudación por cotizaciones ya crece a un ritmo importante (4,6% al año), pero lo hace a un ritmo insuficiente para equilibrar las cuentas del instituto público.
¿Cuánto dinero hará falta entonces? Probablemente menos. El año pasado en verano se precisaron 9.700 millones extra; en 2017 ha hecho falta 200 millones menos. Y teniendo en cuenta que la recaudación se está acelerando y que el empleo también crece a un ritmo alto, es probable que la Seguridad Social necesite algo menos.
Actualidad Laboral / Con información de El País