“En el mundo del trabajo estamos en un cambio sísmico”, dice Bettina Schaller, presidenta de la Confederación Mundial del Empleo (WEC, por sus siglas en inglés), sobre las disrupciones en el mercado laboral y tendencias que están desafiando las formas tradicionales de gestionar talento en las empresas.


“Por primera vez tenemos cinco generaciones en el trabajo. También hay algunos sectores que durante muchos años eran atractivos para las personas, pero hoy ya no lo son porque hay condiciones de trabajo que ya no son aceptables, y eso con el Covid-19 se evidenció. Hubo una emancipación de los trabajadores, que incluso prefieren estar sin trabajo que estar en un empleo que conlleva costos para la salud física y mental, y donde las condiciones no son adecuadas”, afirma en entrevista con El Economista.


Si algo dejó la pandemia como herencia fue un cambio de paradigma en torno a cómo se percibe el trabajo: antes, las personas adaptaban su vida a su empleo; ahora los trabajadores buscan un entorno laboral que se adapte a su estilo y etapa de vida. “En muchos países se habla mucho del propósito en el trabajo, y es un cambio de mentalidad y hay países donde la gente no quiere volver a ciertos sectores, uno muy clásico es el de la gastronomía, la gente no quiere volver ahí”.


De acuerdo con la encuesta El trabajo que queremos del WEC, el 83% de los ejecutivos a nivel global asegura que después de la pandemia las personas le dan la misma importancia a la flexibilidad laboral que al salario. En buena medida, esto se debe a un replanteamiento en las prioridades de los colaboradores, como un mejor equilibrio entre la vida personal y el trabajo.


“El salario ya no basta, por eso la importancia de la flexibilidad en horas y en sitios de trabajo. Ya no se acepta todo como antes, hay una individualización del trabajo; tal como somos consumidores con acceso a muchas opciones y elegimos, este consumismo se ve en el mundo del trabajo. Y si como empleador no puedes ofrecer opciones flexibles y con seguridad, vas perdiendo”, apunta Bettina Schaller, quien también es vicepresidenta de Asuntos Públicos de Adecco Group.


Y adicional a esto, la demanda por nuevos estilos de liderazgo se posiciona entre las nuevas expectativas del talento. “Hay empresas donde los líderes no se han adaptado o no han cambiado, y vemos trabajadores que dicen ‘ya no estoy dispuesto a aceptar esta cultura de liderazgo’ y se van. La forma de liderar está en una etapa de calibración porque hay líderes que no tienen las herramientas, y con distintas generaciones, hay jefes que no están acostumbrados a gestionar en este entorno”.


El cambio en las prioridades de la fuerza laboral no es algo que pueda tomarse a la ligera, pues en un escenario de escasez de perfiles especializados y disrupciones tecnológicas que demandan nuevas habilidades en el trabajo, la competencia por el talento es cada vez más fuerte, y las empresas que se adapten a las expectativas de las personas serán las que llevarán la delantera.


“La escasez de talento es una paradoja que vemos en muchos países y es lo que define al mundo del trabajo hoy en día, y lo vemos en países que cultural y estructuralmente han invertido en la formación, pero los cambios tecnológicos son un gran elemento que no se había previsto, incluso en las economías más avanzadas en formación”, expone.


A decir de Bettina Schaller, al mundo le tomará por lo menos cinco años lograr tener el volumen de talento calificado que demanda el mercado laboral, y eso considerando que ya se tomen acciones. “El sector privado es clave, no es posible pensar que un país podrá cerrar la brecha de habilidades sin la participación de los empleadores como formadores”.


Actualidad Laboral / Con información de El Economista México