Imagina esto. Eres un exitoso dueño de negocio con una empresa próspera y muchos seguidores entusiastas. Tienes un gran equipo. Tus finanzas están en orden. Estás creciendo rápidamente y puedes obtener un ingreso sustancial de tu negocio. Suena como un buen lugar para estar. Pero ahora imagina que, incluso con toda la prosperidad y el éxito que has alcanzado, en lo más profundo de ti te sientes como un verdadero engaño.
Se llama síndrome del impostor. El término fue acuñado en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en su artículo de investigación titulado El fenómeno del impostor en mujeres de alto rendimiento: dinámica e intervención terapéutica. Clance e Imes describieron la experiencia como el patrón de sentirse como un fraude. O la auto percepción de que los logros son el resultado de la suerte en lugar de las propias habilidades, a menudo a pesar de las evidencias.
El síndrome del impostor es sorprendentemente común entre profesionales y emprendedores. Según una reciente encuesta de NerdWallet, un asombroso 78% de los líderes empresariales informó que personalmente ha experimentado el síndrome del impostor en el lugar de trabajo, lo que lleva a que el 59% de ellos considere renunciar a sus puestos, incluso después de encontrar un éxito sustancial en sus roles. Algo que no sorprende es que la prevalencia del síndrome del impostor tiende a ser mayor en entornos competitivos y de alto estrés. También parece afectar a las mujeres casi el doble que a los hombres, posiblemente debido a las luchas comunes para equilibrar las obligaciones laborales y familiares.
El síndrome del impostor es sorprendentemente común entre profesionales y empresarios de alto nivel.
En la superficie, apenas tiene sentido que, incluso respaldados por evidencias, hechos y competencia irrefutable, muchos dueños de negocios aún tiendan a atribuir sus éxitos a la suerte, el azar o algún giro inexplicable del destino.
Aunque nadie puede afirmar entender la causa exacta del síndrome del impostor, los estudios sugieren que es probable que intervengan una combinación de factores. El perfeccionismo, el miedo al fracaso y la hipersensibilidad a la crítica probablemente lideren la lista de factores contribuyentes; sin embargo, el fenómeno resulta mucho más complejo.
Pero realmente, la mayor lección aquí es que muchos dueños de negocios se sienten bastante mal consigo mismos y con el valor que aportan a sus organizaciones. Y eso es triste.
Casi todos dudan de sí mismos
Puede que te sientas exitoso en los negocios, pero tu falta de educación formal te está frenando. O tal vez crees que tus lazos familiares y educación élite te dieron una ventaja injusta. O que no te ensucias las manos lo suficiente y dejas que otros lleven la mayor parte del peso.
Es natural sentir inseguridad y dudar de ti mismo de vez en cuando. Pero si los pensamientos negativos se vuelven omnipresentes tienes un problema. Reconocer tu mentalidad de impostor como un defecto es el primer gran paso hacia una mayor autoaceptación y un menor estrés. El acto de desentrañar las capas de tu "pensamiento tóxico" puede generar una mayor autoconciencia y una visión más objetiva de tus credenciales y el valor que aportas como líder.
Aunque la autorreflexión no siempre es fácil, en verdad es el principal antídoto para el síndrome del impostor. Pero hay mucho más que puedes hacer para silenciar a tu impostor interno.
Cinco formas efectivas de combatir el síndrome del impostor
Como se mencionó, el síndrome del impostor puede ser un diagnóstico complejo y multifacético. Personalmente, he conocido a dueños de negocios y ejecutivos que han admitido sentirse fraudulentos. Aunque de ninguna manera soy médico, en mi capacidad de amigo o colega, he intentado razonar con estas personas y cuantificar sistemáticamente su experiencia, conocimiento y credenciales. Sin embargo, el vacío en el fondo de sus estómagos generalmente permanecía intacto. Sin duda, saberse como un impostor puede generar una sensación aterradora, invasiva y debilitante, y los afectados siempre deberían considerar buscar terapia profesional o algún otro apoyo.
Pero también existen algunas estrategias efectivas para ayudar a silenciar a tus dudas internas que se reducen en gran medida a la autoconciencia, la autocompasión y una buena dosis de objetividad.
Identifica el diálogo interno negativo: El narrador dentro de tu cabeza puede ser despiadado. Haz todo lo posible por redirigir intencionalmente esa voz hacia la compasión, la objetividad y el respeto propio. En lugar de obsesionarte con tus supuestas deficiencias, concéntrate en tus fortalezas y éxitos pasados.
Reconoce los logros personales: Reconoce que, independientemente de cuán crítico seas contigo mismo, has hecho grandes sacrificios personales y al menos has logrado cierto éxito en el camino. Celebra tus logros y lleva un registro de tus victorias.
Pide retroalimentación: De nuevo, tu cabeza puede ser un narrador ruidoso y poco confiable. Para obtener objetividad, inicia conversaciones con actores clave como tu equipo de liderazgo, colegas o empleados de confianza. Estas conversaciones no necesitan ser presentadas como un análisis de tus habilidades de liderazgo; en su lugar, haz preguntas abiertas durante las revisiones de proyectos o reuniones generales sobre cómo puedes apoyar mejor a tu equipo. Luego, escucha.
Establece metas realistas: Tener metas ambiciosas como líder empresarial es maravilloso, pero estos puntos de referencia deben ser alcanzables. Sí, sueña en grande, pero no te obstaculices estableciendo objetivos poco realistas. Asegúrate de que tus metas sean SMART (Específicas, Medibles, Alcanzables, Relevantes y Acotadas en el tiempo), luego divídelas en tareas manejables. Cada paso que tú das hacia adelante es un paso que tu impostor da para atrás.
Comprende que la perfección es imposible: No hay proyecto en la historia del mundo industrial que se haya completado sin un par de tropiezos. Quedarse corto de vez en cuando en tu trayectoria de liderazgo es algo natural, y esperar la perfección es tanto irreal como autodestructivo. El fracaso es un componente esencial del proceso de aprendizaje. Así que elimina el juicio y aprovecha los errores para tu beneficio.
Actualidad Laboral / Con información de Entrepreneur