El CEO de Netflix, Reed Hastings, que cuenta con una fortuna de más de 5,1 millones de dólares, se sitúa en el puesto 550 de la lista Forbes de personas más ricas del mundo. Hoy en día la plataforma de streaming se ha convertido en uno de los servicios más poderosos del sector.
De hecho, su éxito es tal que algunas de sus películas han llegado a los premios Oscar. Este año 'Mank', de David Fincher, obtuvo hasta 10 nominaciones y 'Roma', se convirtió en la ganadora de tres estatuillas en la gala de 2019.
La compañía comenzó con una sencilla idea de videoclub online que hacía llegar las películas a los clientes por correo ordinario. Pero su éxito tiene truco, Hastings optó por aplicar su estilo de vida particular a la visión del negocio. Años más tarde, según las últimas cifras oficiales de la empresa, el servicio cuenta con más de 200 millones de suscripciones a nivel mundial.
Escuchar a todos
En Netflix se trata de escuchar a todas las personas que trabajan en la compañía. Consideran que los más tímidos o las voces más pequeñas pueden aportar grandes ideas.
La estructura piramidal no es un impedimento y da igual la posición o el nivel del empleado. El 'feedback' es clave, por eso se espera que todos aporten tanto su visión personal como consejos para mejorar el trabajo diario. Ante todo, el fundador espera que todas las críticas sean constructivas.
Confiar en los empleados
Según revelaba en su propio libro 'Aquí no hay reglas: Netflix y la cultura de la reinvención', tener plena confianza en los trabajadores es una de las claves del éxito de su negocio. Al igual que su hábito de escuchar, trata de ser flexible con el modelo de trabajo de cada empleado.
Cada uno es libre de escoger los horarios laborales o los días de vacaciones, sin necesidad de obtener permisos de los superiores. Apelan a la responsabilidad individual para garantizar mejores resultados. Además, aunque la plataforma se caracteriza por no ser muy transparente, los trabajadores sí tienen total acceso a los datos internos. Otro punto más de confianza.
Hacer descansos
Hastings es consciente de que las pausas periódicas son necesarias. Como todos los empleados tienen gran flexibilidad pueden escoger las vacaciones que deseen. El propio fundador se toma hasta seis semanas de descanso al año.
El empresario considera que estos tiempos son imprescindibles para la salud física y mental porque permiten a los trabajadores desconectar y volver a sus puestos siendo más eficaces.
Actualidad Laboral / Con información de LaInformación