El teletrabajo se ha convertido ya en una realidad desde que, tras el inicio de la pandemia, muchas empresas se vieron obligadas a continuar su actividad en la distancia. El trabajo en remoto era una modalidad que no terminaba despegar en general en el mundo.


Derivado de la pandemia y gracias a la transformación digital de las empresas, se pronostica una mayor implementación del teletrabajo, sin embargo, esta modalidad no funciona ni para todo el mundo, ni durante todo el tiempo.


Steelcase, empresa especializada en ofrecer un servicio integral de consultoría del espacio y soluciones para empresas adaptadas a cada tipo de organización, analiza los tres grandes mitos del teletrabajo y asegura que la clave para elaborar un modelo eficaz y productivo de cara al futuro pasa por ofrecer flexibilidad y combinar la actividad presencial y la remota.


Sale más barato que la gente trabaje desde casa


Si bien es cierto que trabajar desde casa puede suponer un ahorro económico en lo relativo a gastos de inmueble y otros servicios relacionados con el espacio de trabajo, existen otros gastos ocultos que también hay que tener en cuenta derivados de enviar a personas a casa.


Por otro lado, se crea una situación de desigualdad entre altos cargos y el resto de profesionales de la organización. La investigación de Steelcase revela que el 75% de los directivos trabaja en una mesa destinada exclusivamente para ello, mientras que el 46% de los demás empleados comparten mesa con otras funciones. Además, casi la mitad de los cargos con más rango dicen disponer de una silla ergonómica, una cifra que baja hasta el 24% en el resto de la empresa.


Eliminar la oficina podría suponer, además, una fuga de talento en las empresas. Según un estudio llevado a cabo por Workplace Future y Virgin Pulse, solo un 5% de los empleados que teletrabajan siempre o a menudo quieren quedarse en su empresa de manera permanente, mientras que para los que nunca han trabajado en esta modalidad el porcentaje asciende al 28%.


Otros fenómenos a tener en cuenta son la pérdida de innovación y capital social que se pierde cuando disminuye la colaboración entre los empleados, además del descontrol de los accidentes laborales, la falta de ergonomía, los problemas de seguridad informática o la mala iluminación.


Los profesionales son igual o más productivas que en la oficina


Hay algunas tareas que sí son fáciles de medir en términos de productividad. Sin embargo, hay otras como la creatividad, la innovación y la transformación que, a corto plazo, son difíciles de medir y de lograr de manera virtual. A ello se le suman, los posibles problemas de concentración pues, por lo general, suele haber más elementos de distracción en los hogares durante la jornada laboral.


Hay dos datos muy ilustrativos que sirven para comprender este problema. El primero de ellos es la reducción de un 62,2% del tiempo dedicado a trabajar con los demás cuando se trabaja desde casa. El segundo, que un 55% de los empleados afirma que colaborar con los demás es más complicado cuando se trabaja desde casa, según la encuesta de Gensler sobre el trabajo en remoto en Estados Unidos.


La realidad es que la proximidad y la responsabilidad social impulsan la productividad y que el trabajo es inherentemente social: las interacciones espontáneas se pierden cuando se trabaja on-line.


Hay mayor conciliación entre la vida persona y profesional


Trabajar desde casa tiene sus ventajas: no viajas, usas ropa cómoda y pasas más tiempo con tu familia o tu mascota. Sin embargo, la línea entre lo personal y lo profesional tiende a desdibujarse cuando los trabajadores realizan más horas fuera de su jornada laboral.


De hecho, los españoles trabajamos hasta dos horas más al día durante el confinamiento, según un estudio de NordVPN Teams.


Actualidad Laboral / Con información de Equipos y Talento