Durante los últimos cinco años, me he esforzado por no dejar de ser consecuente con los objetivos que me he marcado a mí mismo. Lograba objetivos, cosas legítimas que quería aprender o formas de ser mejor y no he sido persistente. Por ejemplo, he intentado muchas veces conseguir fluidez de conversación en un idioma, hacer ejercicio, comer sano y hacer de la meditación un hábito de vida. Lograba mi objetivo durante unas cuantas semanas o incluso meses y después fracasaba debido a algún cambio en mi horario o cuando, de repente, tenía más ocupaciones. No ser capaz de persistir en los objetivos que me establecía era realmente frustrante. Estoy seguro de que casi todo el mundo puede decir que no ha cumplido las expectativas que se ha puesto a sí mismo. Continuamente, me ponía excusas como, «Estoy en Nueva York, es casi imposible planear un horario coherente».
Hace poco, estaba planeando acometer otra hazaña (que ya he intentado varias veces antes): escribir todos los días. Mientras planeaba cómo me haría responsable de este «nuevo» objetivo, me di cuenta de que estaba volviendo a antiguas costumbres, por ejemplo, planificar los recordatorios con aplicaciones, escribir listas, etc.
Me quedé sorprendido y me di cuenta de que estaba poniendo en práctica la definición de la locura: repetir las mismas cosas una y otra vez y esperar resultados diferentes... Estaba adoptando el mismo enfoque de la última vez para lograr el objetivo establecido. He probado muchos métodos diferentes, como motivadores externos, recordatorios, auténtica fuerza de voluntad... pero nada ha funcionado realmente hasta ahora.
Me paré y me pregunté, «¿En qué me estoy equivocando?» ¿Por qué no puedo ser persistente en nada?» Estuve dándole vueltas durante unos segundos y después me hice una pregunta más consistente, «¿cómo puedo lograr de verdad este objetivo?»
Me había dado cuenta de que estaba tratando de meter a presión mi objetivo en mi horario y esto, inconscientemente, sin buscarle un hueco ni dedicarle tiempo extra. Ahí es donde las cosas se complican. Las otras tareas diarias tendrán prioridad sobre su nuevo objetivo. Conseguir algo es una práctica, igual que hacer meditación, escribir todos los días, hacer ejercicio, comer sano, etc., también son prácticas. Para esto, hay que distribuir el tiempo. Mientras seguía reflexionando, se me ocurrieron cuatro formas de mantenerme fiel a mi objetivo:
Mantener la actitud correcta
Tenemos que saber nuestras razones... ¿Por qué es tan importante para usted lograr ese objetivo? Básicamente ¿de qué manera va a mejorar su vida? Si no tiene una respuesta que le resulte lo bastante convincente, es probable que no persista en ello puesto que no es importante para usted. Tiene que desear cambiar bastante, porque si las cosas se complican, lo dejará. Nadie quiere sacrificarse por algo que no valora demasiado.
Para adoptar la actitud correcta, también necesita leer los libros correctos y hablar con gente que tenga intereses similares. Si lo hace, no necesitará recordatorios porque ahora su objetivo se habrá convertido en parte de su vida.
Personalmente, me di cuenta de que no tenía la actitud correcta porque no leía libros, estaba viendo la TV más de lo habitual y siendo un zombie corporativo general. Me levantaba, iba a trabajar y volvía a casa. Mejorar su actitud mejorará de forma significativa otras áreas de su vida.
Convertir el hábito en una prioridad
Durante el tiempo en que no tuve la actitud correcta, me di cuenta de que mi horario era muy desordenado. Saltaba de la cama 20 minutos antes de lo que necesitaba para irme a trabajar, vestirme y salir de casa.
No me extraña que no pudiera persistir en mis objetivos. ¿Cuándo iba a encontrar tiempo para hacerme un batido sano o meditar por la mañana? Mi objetivo no era una prioridad, entonces supe que tenía que cambiar eso. La forma más efectiva de convertir su objetivo en un hábito es planificar. No puede esperar que sus objetivos se adapten a su horario actual o que, de forma espontánea, le dé prioridad. Tiene que planear su horario y limitar el tiempo. Esto podría significar preparar todos los domingos comida para toda la semana.
Tener un motivador externo
Antes he mencionado que tenía un motivador externo en mi «lista de cosas que he probado y no han funcionado». Sin embargo, un motivador externo puede funcionar bastante bien cuando está haciendo todo lo demás correctamente. Por ejemplo, cuando tenía un motivador externo me ejercitaba correctamente y me ayudaba a llegar lejos en mi objetivo. El problema fue que, al final, falló porque ninguno de los dos estábamos comprometidos para ser motivadores externos, y tomaron preferencia otras cosas de la vida diaria.
La moraleja de la historia es que un motivador externo le puede ayudar a avanzar en sus objetivos. La clave está en encontrar a alguien de confianza y realmente comprometido. Si no puede encontrar a alguien que haga de motivador externo, dígale a algún amigo o a su familia lo que piensa hacer. Ha habido muchas veces en que mis amigos y mi familia me han recordado que me mantenga firme en mis objetivos cuando ven que me estoy distrayendo.
Edúquese a sí mismo en su objetivo
Alimentar su mente con el hábito que trata de conseguir es inmensamente útil. Saber más del tema le ayudará a fortalecer sus «razones». Si sabe que la meditación es buena para mejorar su salud general ¿no le motivaría esto para hacerla más? Otro gran ejemplo es ponerse en forma. Como la mayoría de nosotros sabemos, estar en forma no implica solo hacer ejercicio, sino también comer sano. ¿Cómo aprende a comer sano? Leyendo libros, viendo documentales y hablando con los amigos a los que les preocupa estar sanos tanto como a usted.
Después de todo, el éxito de cualquier cosa llega al convertirla en una prioridad. Querer conseguir algo no es suficiente. Tiene que hacer un esfuerzo consciente para mejorar su vida. No es fácil, pero conseguir algo que nos hemos propuesto hacer puede provocarnos una sensación muy gratificante. No estoy diciendo que no deba poner recordatorios, sino que no debería confiar solamente en ellos para seguir siendo fiel a sus objetivos. Debería luchar por hacer de su nuevo reto en un hábito diario de su vida, donde se convierta en algo automático como lavarse los dientes. Casi debería llegar a ser una pasión en la que piense todos los días. Haga el esfuerzo consciente de ser fiel a sus objetivos.
Actualidad Laboral / Con información de Ihodl