"Hay que dejar de hablar de crisis migratoria", defiende el investigador Matthieu Tardis, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales; ya que, el número de llegadas de migrantes a Europa por el Mediterráneo en 2015 fue de más de un millón y, actualmente, son solo de decenas de miles. Veamos qué dijo en entrevista con la AFP:
1- ¿Podemos hablar de crisis migratoria?
R: Europa no vive una crisis migratoria sino crisis políticas. La crisis migratoria está detrás nuestro. Si vemos los cifras de la ACNUR (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados), observamos que las llegadas a Europa por el Mediterráneo pasaron de 1,01 millones en 2015 a 172.000 el año pasado. En lo que va del año, estamos a 43.000, y solo en Italia la disminución fue del 80%, con 16.000 arribos en total. Se tiene que subrayar que las migraciones se hacen sobre todo en espacios regionales, especialmente para los refugiados: Turquía y Líbano figuran entre los países que más acogen, con mucha diferencia.
La gente no conoce, forzosamente, estas cifras porque lo que funciona es la retórica de los partidos políticos: hablar de "crisis" es muy práctico para sacarse la responsabilidad. La crisis también permite justificar medidas de excepción. ¿No hay una contradicción al hablar de "centros cerrados" desde el punto de vista de nuestros valores? Al final, integramos la retórica de los partidos populistas.
No son, sin embargo, los moderados los que sacarán provecho de estos anuncios: nunca será suficiente para una parte de la opinión. Lo hemos visto en Italia donde el gobierno precedente no se benefició a nivel electoral, de los acuerdos que hizo con Libia y que permitieron reducir las llegadas.
2- ¿Qué pensar de los "centros cerrados" propuestos por Francia?
R: Estos centros conllevan preguntas bastantes técnicas: ¿cómo identificar a los afectados por el asilo en un tiempo limitado? ¿Cómo hacer para que los Estados europeos se comprometan a acoger a refugiados respetando sus compromisos? Por múltiples razones, estos compromisos no se mantuvieron en los "hotspots" abiertos en Grecia e Italia en 2016.
¿Y cómo evitar las injusticias, si dos solicitantes están en centros de países diferentes, y la tasa de atribución del estatuto de refugiado varía tanto de un país al otro? Para los regresos, el país responsable será forzosamente donde se encuentra el centro, incluso si puede haber una cooperación con Frontex.
Respecto a la retención, cabe recordar que existe una directiva "regreso" en Europa precisando que, la retención es la última medida posible y que no puede durar más de 18 meses. Todo esto puede ser complicado. Esto cuestiona, de una forma más general, el tema de fondo de la transferencia de competencias. El reconocimiento del derecho de asilo es nacional. ¿Está dispuesta Francia a este traspaso, o quiere preservar sus competencias de regalía?
3- ¿Subcontrata Europa estas cuestiones?
R: Incluso siendo mesurado, podemos temer una tendencia a la externalización del tratamiento de las solicitudes de asilo, que consiste en llevar a países exteriores a la Unión Europea (UE) las misiones relacionadas con los refugiados. Desde este punto de vista, las plataformas de desembarco, que estarían en el norte de África, constituyen una medida de excepción para responder a la supuesta crisis.
Europa habla mucho de "reinstalación", para ir a buscar a los refugiados directamente a los países de origen o de tránsito, en África o en Oriente Medio. Pero, aquí también trasciende la externalización. Cuando vemos cómo Francia ha puesto en marcha sus misiones de selección, estamos más ante un instrumento de gestión de los flujos migratorios, que ante una herramienta de protección de refugiados: se tiene que cumplir con un criterio de "proyecto migratorio". Pero, este criterio es confuso y privilegia a los que están en camino en detrimento de los refugiados que ya están en campamentos en Níger o Chad.
Actualidad Laboral / Con información de AFP