Cuando tienes que comunicarte con tu jefe, ya sea de manera informal o en una reunión planificada, la primera norma es no dejarte intimidar por el puesto que ocupa y procurar hablar con naturalidad y seguridad sobre el trabajo que realizas. Eso sí, hay ciertas cosas que deberías desterrar para siempre de tu vocabulario (el que empleas con los responsables de tu empresa) si no quieres tirar por la borda tu buen hacer y la defensa de tu profesionalidad ante los gestores y supervisores. Cuanto antes conozcas los terrenos vedados de una buena conversación con tu jefe, antes evitarás el peligro de pisar la cuerda floja.
"Eso no se puede hacer"
"Siempre lo hemos hecho de esta forma"
"Si no consigo el aumento que pido, dejaré mi cargo”
"He decidido buscar otro puesto de trabajo porque no me siento feliz en este"
"Ten en cuenta que estoy de resaca"
"¿Y qué es lo que tengo que hacer?"
"No logramos cumplir nuestros objetivos porque..." (seguido de cualquier
argumento soberbio)
"Me aburro"
"No quiero trabajar con este compañero"
"¡Esto es demasiado trabajo!"
"Eso que me pides no pertenece a mis tareas"
Actualidad Laboral / Con información de Forbes