Tener en cuenta a los empleados a la hora de tomar decisiones es importante e incluso es positivo invitarles a participar en el proceso, sin embargo, no siempre sale bien. Para que la participación de los empleados sea realmente propicia para la empresa y las decisiones tengan un buen impacto es necesario sentar algunas bases como, por ejemplo, fomentar una cultura de la participación, que los empleados no tengan reparo a la hora de expresarse. Te revelamos algunas medidas proactivas para que el pensamiento de grupo o ‘groupthink’ funcione.

Aumentar la conciencia de participación. El primer paso hacia la prevención de la toma de decisiones desastrosas es hacer que la gente tome conciencia de lo que es realmente el pensamiento de grupo, así como la forma en la que funciona y por qué se utiliza.

Fomentar debates abiertos. Crear una cultura en la que se anime a los empleados a analizar críticamente situaciones, compartir proactivamente información y proporcionar retroalimentación es la base de una participación óptima por parte de los empleados.

No matar al mensajero. Como parte del proceso de participar en debates abiertos está el hecho de no criticar a aquellos que abran la boca. Es decir, la empresa debe evitar criticar a cualquiera que hable y exprese opiniones alternativas. Fomentar el respeto, el análisis crítico y, sobre todo, la escucha activa es esencial.

Elegir a un "abogado del diablo". Es positivo conseguir que uno o más miembros del equipo sean los vigilantes de que todas las cuestiones sean tratadas y debatidas por igual. También se puede dividir a los empleados en dos grupos y que uno defienda los pros y otro los contras para que ninguna parte quede en desventaja.

Ayudarse de expertos. Cuando el tema a tratar es de gran importancia, incluir en el debate a expertos en la materia, internos o externos a la empresa, puede ayudar a asegurar una compresión total de todos los puntos de vista, de las consecuencias y de las opciones o alternativas.

Documentar la decisión. Una vez que se toma una decisión, lo más adecuado es documentarla y justificarla. Que no queden dudas sobre lo dicho y lo decidido es tan esencial como el punto anterior para evitar errores y malentendidos.

Obtener retroalimentación de un equipo diferente. Este punto es opcional y se haría en caso de que realmente no se estuviera seguro de la decisión final. A veces una opinión experta, externa o ambas cosas puede venir bien para ver fallos ocultos.

Actualidad Laboral / Con información de Forbes