Estar reunido, ocupado o tener la agenda repleta no es nada grave. Incluso hay quien cree que, gestionado de forma adecuada, es sinónimo de eficiencia y prestigio laboral. Esta virtud se convierte en vicio cuando se transforma en un hábito o es una pose. Trabajar no es sólo una cuestión de producir, también significa gestionar tus tiempos y, sobre todo, ser capaz de atender más pronto que tarde los imprevistos que cambian el ritmo de tu jornada. Si las excusas empiezan a ser una costumbre, arriesgas tu carrera. No resulta creíble que siempre estés reunido, ocupado y que nunca dispongas de diez minutos para responder a una llamada telefónica o, menos aún, dos minutos para contestar un email. A veces no hace falta más. Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, y José Manuel Chapado, socio de Éthica Consultores, tienen claro que caer en la maraña de las excusas está relacionado con una mala gestión del tiempo -no tener en cuenta un colchón de una hora diaria para sorpresas- y un nefasto manejo de la eficacia. Cómo salir airoso de las cinco excusas más habituales puede ser un buen principio:
No tengo tiempo
Para Jericó, la clave en este caso es saber decir 'no': "Hay que intentar ser muy selectivo y, sobre todo, no escudarse en ello para renunciar a oportunidades que dejamos pasar porque estamos ensimismados en nuestra actividad habitual. Ahora que los proyectos transversales son más que habituales en las empresas, si nunca participas en ninguno te arriesgas a que te cuelguen el sambenito y, sin proponértelo, cierres la puerta a algo nuevo, que puede ilusionarte y te ayudará a ascender. Siempre es bueno fomentar un networking interno". Chapado asegura que poner esta excusa sin saber de qué se trata "es trabajar en el cortoplacismo. Y si de verdad no se puede en ese momento, responder con una pregunta buscando un aplazamiento es la mejor opción".
Estoy reunido
Dependiendo del cargo que ocupes, estar reunido es una excusa más que suficiente para no atender cualquier asunto. Pero si alguien quiere hablar contigo, y más de tres veces consecutivas recibe la misma respuesta, claramente pondrás en entredicho tu eficiencia como gestor. Las reuniones eficaces no se prolongan más allá de 20 minutos. Jericó recomienda celebrarlas de pie y con un orden del día: "Marcar un objetivo previo y llegar a una conclusión". Esta estrategia te permitirá una gestión ágil y ahorrar tiempo para otros quehaceres.
Tengo la agenda llena
Si tienes un cargo de responsabilidad o cierta popularidad en determinado sector, en breve empezarás a ver como los pocos huecos que tienes -comida, gimnasio...- se irán llenando de asuntos laborales. Ya poco que te descuides, te sorprenderás diciéndole a tu madre o a tu amigo del colegio que no puedes comer ese día señalado porque 'tengo la agenda llena'. Habrás caído sin más remedio en lo que Chapado denomina egocentrismo inconsciente: "Quien se pone al servicio de otros, ya sea desde una perspectiva profesional o personal, tiene que ser capaz de intentar encontrar espacio para los demás". Jericó asegura que "algunos profesionales utilizan esta y otras excusas para presumir de una carga laboral que no siempre es cierta". Por eso, si quieres mantener tus amigos y red de contactos intenta hacer un hueco, aunque sea a medio plazo.
Ahora no puede ser
No se trata de una agenda hasta arriba, ni de no tener tiempo, simplemente no encuentras el momento. Si en un día observas que más de tres veces dices, 'ahora no puede ser', es un síntoma de que quizá no va a poder ser nunca. Chapado afirma que ser consciente de ello es un buen principio: "No podemos intervenir en lo que no somos capaces de detectar". Propone colocar en algún sitio visible una señal de prohibido que active la alerta ante esta excusa que, explica, "se puede mitigar marcando un plazo, por ejemplo, 'ahora no puede ser pero pásate en 30 minutos o mejor llámame mañana a esta hora'". De esta manera te marcarás un objetivo concreto que te ayudará a gestionar lo que estás haciendo y marcarte ciertos límites para atender un asunto que, en la mayoría de los casos, puede ayudarte a ser más eficaz o darte las pistas para resolver algo de otra manera.
Envíame un correo
¿Cuánto tiempo tardas en leer un email? ¿Y en responderlo? Tanto si eres de los que se marca un momento del día para atender los correos electrónicos o de los que se responden sobre la marcha, los que te conocen saben que 'envíame un correo' no es una excusa, es un acelerador de la gestión. Pero si lo utilizas para quitarte de encima problemas y nunca contestas, no sólo perjudicas tu imagen, sino que quedas en la peor de las evidencias: tu rastro en la red. Aquel o aquellos que te requieren pueden mostrar, como el peor de los pecados, que han intentado ponerse en contacto contigo sin obtener respuesta. Esta excusa no se la lleva el viento...
Actualidad Laboral / Con información de Expansión