No es la primera vez que la ayuda humanitaria europea se prepara para asistir a Colombia. Solo que esta vez no es por sus más de siete millones de desplazados internos. Se trata de los venezolanos. Aunque son 2.219 los kilómetros de frontera, el éxodo venezolano se percibe más claramente en Cúcuta. También en Boa Vista: entre Brasil y Venezuela hay 2.199 kilómetros de frontera.
La ayuda humanitaria de la UE, gestionada por su agencia ECHO (European Civil Protection and Humanitarian Aid Operations) por lo pronto prevé, para paliar la emergencia, 2 millones de euros. Y vienen más.
Conferencia en junio
En una conferencia en el Parlamento Europeo, a comienzos de junio, representantes de instituciones europeas se encontrarán con organizaciones internacionales como la Agencia de la ONU para los Refugiados, con los países de acogida –principalmente Colombia y Brasil- y la sociedad civil para detectar y definir medidas eficaces. ¿Se trata de financiar grandes campos de refugiados?
"Se trata de facilitar a Brasil y Colombia lo que precisen. La presencia masiva de migración huyendo del régimen madurista incide en la estabilidad de Colombia. La presión sobre las comunidades del noreste del Brasil y también en las comunidades indígenas que son las primeras que reciben los flujos del exilio precisa que se dé una respuesta que no es sólo humanitaria sino política en todo el sentido de la palabra”, explica a DW el eurodiputado Javier Nart, uno de los organizadores del próximo encuentro y miembro de la misión de la Eurocámara que viaja en las próximas semanas a Cúcuta y a Boa Vista.
Que el gobierno de Caracas no quiera solicitar ayuda humanitaria, lo entiende el político español como un intento de evitar tener que reconocer el fracaso. "El exilio es un referéndum que se vota con los pies”, dice Nart citando a Lenin.
¿Cuántos?
¿Cuántos son? "No se sabe exactamente. Se calcula que unos 5.000 cruzan diariamente la frontera”, dice a DW Patricia Betancourt, desde Ginebra, donde se encuentra la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR). Betancourt, que preside la plataforma europea VenEuropa, prefiere hablar de desplazados, un término más amplio.
En cuanto a solicitudes de asilo, "en lo que va de este año ya sobrepasamos la cifra de todo el año 2017. Las cifras son altísimas en América Central a donde llegan a través de Panamá a pesar del tapón del Darién. También en Aruba y Curazao, a donde se puede llegar en lancha. Pero es especialmente Colombia a donde se dirigen”, sigue Betancourt.
"Los países están despertando a esta situación: por un lado se enfrentan a gente en total indefensión económica, política y civil, por otro lado tienen problemas con sus propias poblaciones”, añade. Y cada país reacciona diferente.
¿Se trata de abogar por un estatus de refugiado para todo emigrante venezolano? "No”, responde Nart, "eso es cuestión de la soberanía de cada país de acogida”.
Por su parte Betancourt responde: "En Colombia no se les ha dado el estatuto de refugiados. Perú y Chile, a la vanguardia, sí. No son migrantes económicos, son gente que está saliendo de un país que no les da las condiciones necesarias para desarrollar su proyecto vital. Nosotros sí abogamos por respuestas políticas realistas que comienzan por darles un estatuto legal desde el momento en que entran”, sigue Betancourt.
Migración compleja
Por otro lado, para el caso de Colombia, recuerda Nart, "se trata en buena parte de población colombo-venezolana que siempre ha vivido en la región fronteriza, ahora en la miseria”. Para el caso de Aruba, Curazao y Bonaire, "enfrentamos una migración pequeña pero proporcionalmente descomunal. Porque su población pequeña, sus recursos son limitados y no pueden afrontar la presión demográfica que viene desde la parte costera venezolana”, agrega. En este caso, se trata de que la UE genere mecanismos de solidaridad con uno de sus miembros, Holanda.
"El problema es reciente pero de grandes dimensiones. Es complejo y queremos que se traten todos los aspectos”, apunta Betancourt subrayando que hay que vincular tanto a los países receptores como a los donantes y a los propios refugiados. "Desde el punto de vista de la sociedad civil, impulsora del encuentro, pensamos que hasta el momento las ayudas europeas han sido sin tener en cuenta la situación real”, replica.
En este sentido, teniendo como referente acciones humanitarias anteriores, Javier Nart prevé que ACNUR tendrá el protagonismo que determine la necesidad de los países protagonistas. "Se trata de responder a sus necesidades; estamos hablando de una emigración no solo política, sino socioeconómica de primerísima magnitud”, concluye.
Actualidad Laboral / Con información de DW