El nuevo modelo de estructura productiva que están imponiendo compañías como Uber ofrece flexibilidad en los puestos de trabajo para que sus conductores elijan el número de horas que quieran estar al volante, sin estar sometidos al horario de una jornada laboral. Pero muchos de ellos duermen en sus vehículos para aprovechar al máximo sus ingresos.
La gran mayoría de los conductores a tiempo completo de Uber en Estados Unidos regresan a sus hogares al final del día de trabajo. Pero en todo el país, hay muchos que no lo hacen para aprovechar al máximo su tiempo y duermen en sus vehículos en los aparcamientos de supermercados y aeropuertos.
Es llevar al paroxismo la flexibilidad laboral que pregona Uber. "La gente toma sus propias decisiones sobre cuándo, dónde y cuánto quieren conducir", explica la compañía a Bloomberg, tras publicar que la mitad de los choferes que trabajan con la plataforma superan las 35 horas semanales. "Estamos centrados en garantizar que conducir para Uber sea una experiencia beneficiosa en cualquiera de sus decisiones".
German Tugas, un conductor de Uber de 42 años, duerme en el aparcamiento de un supermercado en San Francisco. Vive en Sacramento a 145 kilómetros de la ciudad del Golden Gate, pero se desplaza hasta allí para tener más ingresos porque las tarifas son más altas y hay mayor demanda. Casi todos los días logra 300 dólares, 230 dólares netos si le resta los gastos de gasolina, trabajando 70 horas semanales. No es el único que duermen en un parking, se suele juntar con una docena de conductores más para descansar unas horas antes de empezar la jornada.
Los conductores de Uber de todo el país intercambian consejos sobre lugares para dormir, que sean seguros y que tengan wi-fi gratuito. En Chicago, se conoce como la terminal Uber al aparcamiento del Seven Eleven. En Columbus, Ohio, se concentran fuera de un Walmart. Y en Nueva York, el punto de descanso es al lado de la autopista en dirección al aeropuerto JFK en Queens. También suelen reservar habitaciones de moteles para compartirlas entre varias personas.
Los trabajadores gigs
Más de 1,5 millones de personas en todo el mundo trabajan para Uber. La compañía ha ganado muchas batallas legales relacionadas para que su personal no fuera considerado como empleado, sino trabajadores independientes, la figura del autónomo en España, aunque tengan plena dedicación. En los últimos ocho años, Uber revolucionó la industria del taxi en Estados Unidos y se le atribuye haber creado un nuevo sector de mano de obra: trabajadores gigs, asociados a los minijobs. Uber defiende que el porcentaje de conductores que trabajan menos de 10 horas por semana ha aumentado a más de 60%.
Según informa Bloomberg, la mitad de sus conductores son personas que trabajan más de 35 horas semanales, que les exige casi dedicación exclusiva. Estos trabajadores generan alrededor de la mitad de los ingresos de Uber, cubriendo casi la mitad de los viajes, ha reconocido Uber al medio, tras elaborar un estudio sobre el perfil de los conductores.
Unos pocos de estos conductores llegan al extremo de dormir en estacionamientos para ganarse la vida. Uber ha bajado las tarifas que cobran los conductores en todo Estados Unidos cada comienzo de año. La compañía defiende que el aumento de demanda de sus servicios hace que a la larga los ingresos por hora no hayan descendido para los choferes. Por primera vez, este 2017 no ha recortado las tarifas ante el malestar de los profesionales del volante.
A las criticas sobre la explotación de los conductores de Uber, se unió la semana pasada la sanción de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) de 20 millones de dólares por engaño a sus usuarios respecto a los ingresos y financiación para adquirir los vehículos.
La FTC informaba que de media los conductores de Uber cobran 61.000 dólares anuales en Nueva York y 53.000 dólares en San Francisco. "Solo el 10% de los conductores ingresaron la cantidad prometida", sobre los 90.000 dólares anuales en Nueva York y más de 74.000 dólares que reza en el comunicado.
¿Por qué ocurre?
"Las personas que trabajan en horarios que nadie los quiere se les suele pagar más tanto en Uber como en el conjunto de la economía", defiende Jonathan Hall, responsable de investigación económica de Uber, "la gente está dispuesta a padecer incomodidades para ganar más dinero".
Paul Oyer, profesor de Economía de la Escuela de Negocios de Stanford, lo ve como una nueva versión del mercado laboral clásico con trabajadores que emigran a lugares más ricos en busca de oportunidades. "Son esencialmente inmigrantes en busca de mejores sueldos para enviar remesas a sus países. Crean más oferta en el mercado favoreciendo a los consumidores, pero no a los trabajadores". A pequeña escala también se produce, muchos de los conductores viven en ciudades o lugares donde la carestía de la vida es menor, desplazándose a grandes urbes donde la demanda y los ingresos por habitante es mayor. Tuga admite que "es el sacrificio, mi objetivo es conseguir una casa más cerca de San Francisco para que no tenga que dormir en el coche".
En el caso de Tuga lo hace para mantener altos sus ingresos y poder trabajar 70 horas semanales ahorrándose el tiempo y el dinero en los desplazamientos a su casa en Sacramento, pero para Mark Lewandoske, de 51 años, que conduce para Uber desde julio, es una forma de supervivencia. Vive en Sage a 77 kilómetros del Aeropuerto Internacional de San Diego, donde obtiene las mejores tarifas. Conduce de noche e intenta de ganar 125 al día, sin importar las horas al volante, con lo que sus jornadas se pueden alargar entre 6 y 18 horas.
Otros expertos consideran que dormir en aparcamiento es una consecuencia directa de la negativa de Uber a tener trabajadores en plantilla para evitar los costes y el cumplimiento de las normativas laborales. Otra teoría, según Bloomberg, es que hay demasiados conductores para muy pocos viajes.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista