En 2016, se estima que faltan 50 millones de empleos decentes en el mundo para responder a las necesidades de salud a través de la cobertura sanitaria universal (CSU) y garantizar la seguridad humana, en particular en lo que se refiere a enfermedades altamente infecciosas como el Ébola. En los próximos 15 años, se prevé que el envejecimiento demográfico agrave la carencia de profesionales en la cadena mundial de suministro de la salud de 84 millones de empleos.

El estudio, “Health workforce: A global supply chain approach” (Personal de la salud: Un enfoque basado en la cadena mundial de suministro), proporciona nuevos datos sobre los efectos de la economías de la salud sobre el empleo en 185 países. En él se adopta un enfoque innovador, al incluir a todos los trabajadores de la economía en su conjunto que contribuyen con la prestación de atención médica y servicios sanitarios, tanto dentro de los países como entre ellos, en las cadenas mundiales de suministro de la salud.

Los datos demuestran que, a nivel mundial, una fuerza de trabajo numerosa e invisible de 57 millones de trabajadores no remunerados cubre las enormes carencias de profesionales de la salud calificados. La mayoría son mujeres que abandonaron su empleo para cuidar de, por ejemplo, los miembros más ancianos de la familia.

Según el estudio, unas 234 millones de personas en el mundo trabajan para alcanzar las metas relacionadas con la salud como la cobertura universal de la salud. Este número incluye a 27 millones de doctores y enfermeras y otros profesionales de la salud empleados en el sector público y en el privado. Sin embargo, una gran parte de la fuerza laboral – 106 millones de trabajadores que representan 70 por ciento de la fuerza de trabajo de la economía de la salud – está empleada en ocupaciones no sanitarias. Estos últimos incluyen a los 57 millones de trabajadores familiares no remunerados antes mencionados, y otros 45,5 millones de trabajadores en empleos con frecuencia mal remunerados sin condiciones de trabajo decente, sobre todo en las áreas de mantenimiento, limpieza, apoyo administrativo y cuidado informal.

“La cuarta revolución industrial podría hacer que algunos empleos se vuelvan obsoletos y desplazar el empleo, pero los servicios de salud generarán millones de empleos”, afirmó Isabel Ortiz, Directora del Departamento de Protección Social de la OIT. “La creación de los millones de empleos que faltan permitirá mejorar los niveles de vida, el crecimiento económico y el desarrollo, en particular en los países con altos niveles de desempleo entre los trabajadores poco calificados y desprovistos de servicios de asistencia médica.”

El estudio destaca la necesidad de transformar el cuidado informal no remunerado en un número suficiente de empleos para trabajadores calificados con condiciones de trabajo decente. Esto tendría un impacto positivo directo sobre la economía y para millones de mujeres que abandonaron su empleo formal para cuidar a los miembros más ancianos de las familias debido a la falta de trabajadores de salud calificados.

Actualidad Laboral / Con información de la OIT