26-02-2016
El fútbol pone hoy en juego la credibilidad de un sistema puesto en duda desde el pasado mayo, momento en el que 14 de los 24 miembros del Ejecutivo de la FIFA fueron detenidos, saltando por los aires el sistema y la reputación de todos los dirigentes, que hoy buscan dar el primer paso para que el mundo del fútbol vuelva a creer en su tocado aparato. El aspirante que resulte vencedor tras los votos de los 207 votos de las federaciones presentes en el Congreso -Indonesia y Kuwait están suspendidas por injerencia política-, tiene la obligación de pasar a la acción desde el primer día. No hay sitio ni lugar a la duda.
Cinco candidatos, pero solo dos aspirantes a presidir la FIFA, que no son otros que Gianni Infantino y Salman bin Ibrahim al-Khalifa. No hay otras opciones con peso suficiente como para pensar que puedan sacar los 138 votos necesarios para ganar en la primera vuelta o los 104 de la segunda de los 207 federaciones con derecho a voto.
Dos hombres y un destino
Al menos eso es lo que se deduce del frenético, pero sin sustos policiales de por medio, día vivido ayer en Zúrich y en el que se peleó por el voto hasta última hora de la noche, aunque siempre señalando a los dos candidatos citados anteriormente como los únicos con posibilidades de ganar la elección que tendrá lugar al filo de las dos de la tarde, siempre y cuando la aprobación de las medidas adoptadas por el Ejecutivo en el último diciembre y que hacen referencia al límite a 12 años tanto de la estancia en la presidencia como en el ejecutivo no se retrase demasiado. Allí también habrán de ventilar la creación de un Consejo como órgano entre congresos, así como el examen de integridad al que deberán someterse todos los directivos.
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