A partir del lunes 30 de agosto en Francia, todos los 1,8 millones de trabajadores en contacto con el público tendrán que presentar un pase sanitario. Esta medida no siempre es bien recibida, sobre todo en el sector de la gastronomía, donde la aplicación del control a los clientes enfrenta a rechazos. Código QR que acredite la vacunación, una prueba negativa de Covid-19 de menos de 72 horas o un certificado de recuperación, de menos de seis meses tras haber contraído la enfermedad: ahora será imposible ir a trabajar sin uno de estos documentos para todos los empleados, voluntarios o subcontratistas que trabajen en establecimientos que requieran un certificado sanitario de sus clientes.
En total, 1,8 millones de franceses se ven afectados por esta nueva medida. La mayoría son empleados de bares y restaurantes, establecimientos de ocio y culturales; pero también los que trabajan en grandes almacenes, centros comerciales de más de 20.000 m² o en el transporte público.
La frustración de los restauradores
La medida no siempre es bien recibida, sobre todo en el sector de la restauración, donde los sucesivos confinamientos y la aplicación del control para los clientes, ya se topan con rechazos y cuestionamientos. Es el caso de este restaurante situado en el distrito 19 de París. En las últimas semanas, los clientes han sido escasos. El motivo es el mal tiempo, pero también la crisis sanitaria. Olivier, el propietario del restaurante, está abrumado por la multiplicación de las normas que hay que aplicar desde hace año y medio, y está descontento por tener que controlar a sus clientes. Esta nueva medida, que afecta a sus empleados, es recibida con escepticismo.
“Yo mismo no me he vacunado todavía", dice. “Se necesita tiempo. Son tres semanas cada vez, así que fijar un plazo así es un poco arrogante. No es mi trabajo como propietario de un restaurante. controlar a mis clientes o a mis empleados. Poder dejar a alguien sin trabajo o suspenderlo sin dinero, porque no se vacunó es increíble. Es inaudito”, protesta.
Un poco más allá, en un salón de belleza y peluquería, Hinda trabaja con personas vulnerables en el hospital. A partir de ahora, también será obligatorio que presente el certificado sanitario. Lo acepta sin problema. “Es mi responsabilidad protegerme primero a mí misma y luego a los demás", afirma. “Es muy importante", recalca.
Para Safia, su cliente, también es importante: "Si no estuviera vacunada, no habría venido. Creo que hay una conciencia de todos modos. No se aventurarán a trabajar sin saber si son positivos [para el Covid-19] o no. Estoy tranquila”, apunta.
Unas pocas excepciones y una semana de transición
Los empresarios que se nieguen a controlar a sus empleados, se expondrán inicialmente a un cierre administrativo de siete días y a una multa de 9.000 euros, en caso de reincidencia. Los empleados que no puedan presentar el pase a su jefe, pueden pedir una baja laboral o ser asignados a un nuevo puesto de trabajo alejado del público. Sin embargo, si esto no es posible, se suspenderá su contrato de trabajo.
Aunque, hay algunas excepciones, como los que trabajan en zonas no accesibles al público o fuera del horario de apertura. Los trabajadores o repartidores por asuntos de emergencia tampoco se ven afectados. Lo mismo ocurre con los que solo ofrecen venta para llevar.
Por último, ahora es imposible validar un contrato trabajo sin presentar el preciado certificado. La necesidad de mostrar el documento para los trabajadores entra en vigor el 30 de agosto, pero el gobierno ha prometido "una semana de flexibilidad, educación, rodaje y tolerancia".
Actualidad Laboral / Con información de RFI en Español