Una enorme instalación de Microsoft, justo en las afueras de este pueblo, se oculta detrás de un terraplén de medio kilómetro y la caseta para los guardias, al otro lado de la carretera de donde están los escombros de una prisión que demolieron.
Detrás del terraplén, seis hangares sin marcas contienen decenas de miles de servidores. Microsoft ha quitado suficientes arbustos y enredaderas para por lo menos 15 de estos edificios y para seis más que se están construyendo.
Algo de lo que no hay mucho en este complejo de Microsoft, que es un solo centro de informática, es trabajo de largo plazo. La compañía dice que podría tener “varias docenas” de empleados en un sitio como este.
En su mayoría, son empleados de la élite informática que tienden a no ser originarios de Boydton, el cual perdió muchos empleos buenos cuando cerraron las fábricas cercanas y la prisión.
Así es en diversos pueblitos por todo Estados Unidos, mientras los gigantes de la tecnología, como Amazon, Google y Microsoft, se apresuran a construir redes de tamaños sin precedente para brindar servicios por internet, una tendencia tecnológica conocida como informática de nube.
Es frecuente que los lugareños, junto con muchos economistas y funcionarios, piensen que esos centros de datos son la clave para un renacimiento industrial. Sin embargo, la realidad es menos impresionante.
“He trabajado en mucha plantas de energía nuclear y estas cosas son mucho más grandes que eso”, comentó E.W. Gregory, el jefe del sindicato local de electricistas. Sin embargo, “lo primero que colocaron fue la caseta de los guardias y una barda. He llenado cuartos con personas que buscan trabajo a nivel básico. Ninguno dura”.
Boydton, cerca de la frontera con Carolina del Norte (The New York Times)
Las compañías vienen a lugares como Boydton por cuestiones básicas, como terrenos, agua y electricidad. Aun con salarios bajos, la gente es un artículo de alto costo. Con todo y lo reducido del personal en estas gigantescas instalaciones, dicen las compañías, que, al final, quizá una tercera parte del trabajo lo realicen robots.
Google empezó a construir en el este de Oregón para estar cerca de la electricidad barata producida por la hidroeléctrica en el río Columbia, y, más recientemente, se ha concentrado en Iowa, Alabama y Tennessee.
Microsoft tiene un centro en Wyoming y compró un campo de golf de nueve hoyos como parte de un complejo cercano a West Des Moines, Iowa.
Hace poco, Amazon construyó gigantes instalaciones similares en los confines de Columbus, Ohio, y de Dulles, Virginia.
“Muchas de estas cosas se ponen en zonas rurales del país que solían ser parte de una economía manufacturera”, que se ha ido a ultramar, dijo Bill Coughran, un socio en la firma de inversiones de riesgo Sequoia Capital, que operó gran parte de la gran organización de Google durante ocho años. “Los textiles y muebles crearon una gran red de electricidad en el sur. Luego, desaparecieron esos empleos”.
Esa ha sido la historia de Boydton, con 430 habitantes, en medio de tierras tabacaleras, a varios kilómetros del límite con Carolina del Norte. La prisión frente al centro de Microsoft se cerró en el 2012. Burlington Industries, una planta textil cercana que empleaba a más de dos mil trabajadores cerró en el 2002. La demolieron en el 2012.
En Clarksville, el siguiente pueblo, una fábrica de dulces Russell Stover cerró en el 2001 y desaparecieron 700 empleos. Ahora, el edificio es un centro de datos del Departamento de Seguridad Interna, operado por un pequeño equipo de técnicos de la compañía Hewlett Packard Enterprise.
La economía tabacalera de Virginia del Sur se colapsó cuando los estadounidenses empezaron a fumar menos. Sin embargo, en 1999, Virginia utilizó parte de los cuatro mil 100 millones de dólares que recibió por un arreglo que tuvo con los fabricantes de cigarrillos para meter líneas de fibra óptica de alta velocidad por toda la región.
El condado de Mecklenburg, que recibió 2.1 millones de dólares del gobierno estatal por el proyecto, le ha dado a Microsoft 142 hectáreas y una compensación de 82.5 por ciento por el impuesto sobre el patrimonio de acuerdo con Wayne Carter, el administrador del condado.
Al principio, Apple, que está construyendo un enorme centro de nube para las fotografías y música de los consumidores, quería el sitio en Boydton, pero se fue del otro lado del límite, a Carolina del Norte, que prometió exenciones fiscales al equipo del centro de datos.
Para no quedarse atrás, Virginia aprobó leyes en el 2009 y el 2010 por las cuales se exenta de pagar impuestos sobre cosas como servidores para los centros de datos, programas informáticos, generadores de electricidad y enfriadores para todo ese equipo.
“Hemos tenido seis años de trabajos de construcción”, dijo Carter. Eso ha ayudado al condado, notó, porque hasta los trabajadores temporales rentan casas, se quedan en hoteles y comen en los restaurantes locales.
Actualidad Laboral / Con información de El Financiero