Cuba planea convertir la mayoría de sus restaurantes estatales en cooperativas y negocios privados en los próximos meses para dejar de subsidiarlos en 2021, según informes locales y una fuente con conocimiento del asunto.
El país ha estado casi en bancarrota por las fuertes sanciones de Estados Unidos, la pandemia y sus propias ineficiencias para enfrentar una deuda externa y un déficit presupuestario cada vez mayores.
Las autoridades cubanas han declarado una emergencia y están impulsando varias reformas orientadas al mercado aprobadas por primera vez hace una década bajo el entonces presidente Raúl Castro, pero que se estancaron por intereses burocráticos y conservadores.
En los últimos discursos, el sucesor de Castro, el presidente Miguel Díaz-Canel, sostuvo que se eliminarán los subsidios para los restaurantes estatales como parte de una reforma monetaria que se espera para fines de año.
La medida sacudirá lo que se conoce como el sector de la gastronomía, uno de los que no ha podido deshacerse de una reputación de mal servicio y robos notables desde que todos los restaurantes, hasta los más pequeños que vendían perros calientes, fueron nacionalizados en Cuba, en 1968.
“El plan que ahora se está poniendo en práctica exige que una pequeña minoría de los más de 7.000 restaurantes administrados por el gobierno formen nuevas empresas estatales no subsidiadas separadas de los políticos locales y que el resto pase a manos privadas”, dijo un gerente senior del departamento de servicios de alimentos de La Habana, que pidió no ser identificado.
El gobierno cubano no respondió a una solicitud de comentarios.
Había alrededor de 1.900 restaurantes de propiedad estatal en La Habana antes de que el Gobierno lanzara una serie de reformas iniciales bajo Raúl Castro, convirtiendo 258 en cooperativas y empresas privadas mediante un sistema de arrendamiento, según el funcionario.
De ellos, el 60% había mejorado su servicio, aumentado los salarios entre un 600 y un 800 por ciento y controlando el hurto.
Ahora, más del 70% del resto seguirá su ejemplo, dijo el gerente y agregó que las autoridades de La Habana ya habían elegido alrededor de una docena de restaurantes que seguirán siendo estatales y 450 establecimientos que serán arrendados a empleados y otros interesados.
“El proceso nunca debería haberse detenido y pienso que esta vez sucederá ya que el sistema no podrá resistir un mayor escrutinio”, agregó.
Reuters aún no pudo determinar los detalles en todas las demás provincias de Cuba. Sin embargo, la Agencia Cubana de Noticias dijo la semana pasada que una nueva empresa estatal local mantendrá el 15% de los 486 restaurantes administrados por el gobierno en la central provincia de Camagüey.
Desde que Raúl Castro anunció que el Estado se retiraría de las actividades no estratégicas en un congreso del Partido Comunista en 2011, miles de restaurantes privados han abierto y competido con éxito con el sector estatal.
“Tienen que ser eficientes, cubriendo los gastos con ingresos, pagando oportunamente a proveedores, vinculando el salario a los resultados económicos y desterrando ilegalidades y el desvío de recursos”, dijo el ministro de Economía, Alejandro Gil, en la Asamblea Nacional (Parlamento) el mes pasado, al hablar sobre la gastronomía estatal.
Actualidad Laboral / Con información de Reuters