Por todos es sabido que Google es mucho más que un buscador de Internet: la empresa fundada por Larry Page y Sergey Brin es todo un jardín del que brotan ideas innovadoras desde sistemas operativos (Android) hasta coches autónomos o gafas de realidad aumentada (Glass). Sin embargo, el principal proyecto que persigue esta compañía aún está muy lejos de llegar a ser posible y, de hecho, suena prácticamente a ciencia ficción. Hablamos de cambiar el mundo en parcelas tan diversas como la educación, la inmortalidad humana o la búsqueda de nuevas maneras de obtener alimentos y agua para abastecer a toda la humanidad.
Para ello, Google creó en 2008 -y con la ayuda de la NASA- la Universidad de la Singularidad, una institución académica privada que busca “reunir, educar e inspirar a un grupo de dirigentes que se esfuercen por comprender y facilitar el desarrollo exponencial de las tecnologías y promover, aplicar, orientar y guiar estas herramientas para resolver los grandes desafíos de la humanidad”.
Instalada en las cercanías de las oficinas centrales de Google en Mountain View (aunque también hay capítulos en España -Sevilla- e Israel -Tel Aviv-), la Universidad de la Singularidad está dirigida por el polémico Ray Kurzweil, quien ha llegado a adelantar la llegada de la singularidad tecnología (cuando los robots lleguen a igualar, mezclarse e incluso superar al hombre) para dentro de 20 años.
¿Qué objetivos persigue la Universidad de la Singularidad?
Como decimos, la Universidad de la Singularidad persigue resolver los grandes problemas del planeta y los seres humanos que lo habitamos por medio del I+D y el uso de las nuevas tecnologías. Es por ello que su abanico de objetivos es más que heterogéneo, desde aspectos más “habituales” como la democratización de la educación (facilitando el acceso a la información, conocimientos y habilidades tecnológicas a todos los habitantes del mundo, sea cual sea su edad o sexo) hasta temas menos “terrenales”, como el “uso equitativo y seguro del espacio, administrando los recursos espaciales para el beneficio de la humanidad entendida como una especie multiplanetaria”.
Todo ello sin olvidar los grandes desafíos que plantea el crecimiento imparable de la población mundial y el deterioro medioambiental a la hora de abastecer de agua, energía o alimentos en zonas subdesarrolladas, incluyendo la investigación de nuevos alimentos inocuos y nutritivos “para mantener una vida sana y activa en todo momento”.
Más idílicos aún son los objetivos en materia de pobreza (eliminar la escasez de recursos y la desigualdad en la Tierra), en resiliencia a desastres (“reducir el riesgo de desastres naturales y mejorar la respuesta en emergencias y la rehabilitación posterior) o en salud, donde se persigue la inmortalidad del ser humano, incluso combinando nuestra propia vida con las máquinas si es necesario.
Una amplia variedad de temas que se concretan en más de una decena de titulaciones no oficiales, incluyendo estudios de Redes y Sistemas Informáticos; Biotecnología y Bioinformática, Nanotecnología; Medicina, Neurociencia y mejoramiento humano; Inteligencia artificial, robótica y computación cognitiva; Energía y sistemas ecológicos; Espacio y Ciencias Físicas; Política, Derecho y Ética; Finanzas y espíritu empresarial; y Diseño.
Grupos reducidos y precios por las nubes
La Universidad de la Singularidad es, por tanto, un epicentro donde se congregan los profesores e investigadores más destacados en ver hacia dónde van las nuevas tecnologías y aplicarlas para crear un impacto real en nuestra sociedad. Es por ello que existe un marcado carácter de exclusividad en este centro, que empezó acogiendo a apenas 30 alumnos por año, aunque en la actualidad la cifra ha aumentado hasta la centena.
Una cuidadosa selección marca el acceso a sus cursos y sus programas especializados. Un proceso en el que no sólo se tiene en cuenta el expediente académico de los potenciales alumnos, sino también su experiencia profesional, su espíritu emprendedor y su capacidad o visión para cambiar el mundo. Asimismo, la Universidad de la Singularidad también ofrece cursos de diez días de duración en los que ejecutivos de las principales compañías del mundo pueden aprender cómo las TIC del mañana van a transformar sus respectivos negocios y cómo pueden marcar la diferencia adelantando su uso.
Eso sí, estudiar en la Universidad de la Singularidad no es lo que se dice barato. Según las cifras ofrecidas en el momento de la inauguración, los programas principales de nueve semanas cuestan en torno a 25.000 dólares, el equivalente a unos 19.000 euros.
Actualidad Laboral / Con información de Ticbeat