Entre 50.000 y 70.000 millones de euros anuales. Esta es la cantidad de dinero que se esfuma en la Unión Europea (UE) por el fraude fiscal de las grandes empresas, según los cálculos de Bruselas. El comisario de Economía de la Unión, el socialista francés Pierre Moscovici, ha presentado este jueves lo que se adivina como la nueva estrategia para evitar la evasión fiscal en el territorio comunitario que consistirá, principalmente, en establecer reglas comunes —y mínimas— para la tributación, además de un intercambio "automático" de información fiscal entre las diferentes autoridades nacionales. La propuesta completa no estará lista hasta primavera.
"No se trataría de armonizar las normas a lo largo de los Veintiocho", ha remarcado una fuente oficial del Gobierno de la UE, sino de establecer reglas y estándares "mínimos". Bruselas confía en la capacidad de cada país para combatir el fraude fiscal, pero cree que haría falta más coordinación. Lo que sí ha dejado claro Bruselas en palabras de uno de sus vicepresidentes, Valdis Dombrovskis, es que "hay que tributar en el país donde se obtienen beneficios", algo que algunas grandes multinacionales como la estadounidense Starbucks habrían estado evitando gracias a la ingeniería y suculentas ofertas fiscales de algunos países miembros, por ejemplo Holanda, Irlanda y Luxemburgo.
Para ello, además, Bruselas propondrá una lista negra de países —comunitarios y extracomunitarios— considerados paraísos fiscales de manera transversal y unitaria en la UE. Es decir, como un solo bloque y de forma "coordinada", según el máximo responsable de economía en el Gobierno comunitario. El objetivo, según Moscovici, es crear un sistema fiscal "más justo, transparente y eficiente" que refuerce y complemente el proyecto de la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios (conocido como BEPS, por sus siglas inglesas) establecido el pasado octubre por la OCDE.
Moscovici ha puesto el énfasis en la "automatización" en el intercambio de información fiscal entre las autoridades fiscales nacionales —algo que hasta el momento no se hacía— como pieza "clave" de la estrategia que aún está por desarrollar. Ahora bien, lo anterior no deberá afectar a la competencia entre las empresas, ha advertido el francés. Con esta propuesta, los países tendrán la información "crucial" necesaria para identificar los "riesgos" hacia un potencial fraude fiscal. "Ahora estamos en fase de consultas con los Estados", ha dicho.
La propuesta de Bruselas —cuya estrategia final se concretará en primavera— se presenta poco más de una semana después del famoso informe de la ONG británica Oxfam en el que se denunciaba que entre 2000 y 2014 la inversión en paraísos fiscales a nivel mundial se multiplicó por cuatro y que tan solo 62 personas poseen la misma cantidad de riqueza que la mitad más pobre del mundo. Tras conocer las intenciones de Bruselas, la misma organización ha avanzado a través de un comunicado que la propuesta para frenar la evasión de impuestos "fracasará" y que sólo demuestra "la falta de ambición y de voluntad política" de los Estados miembros para frenar el fraude fiscal.
El comisario francés ha asegurado que tiene el apoyo de la Eurocámara —los socialistas europeos han dicho ya que la propuesta "va por el buen camino"— y del Consejo Europeo (la institución que encarna los intereses de los 28 socios comunitarios). Sin embargo, ha evitado entrar en detalles acerca de los países a los que esta nueva iniciativa de la Comisión del luxemburgués Jean-Claude Juncker más pueda perjudicar por su laxitud fiscal con ciertas compañías como Irlanda, Luxemburgo y Holanda. "El apoyo político existe y las conversaciones están muy maduras", ha sentenciado Moscovici, que aseguró varias veces que no se meterá en las prácticas de cada Estado.
Actualidad Laboral / Con información de El País