Dice la sabiduría popular que el trabajo es salud. Sin embargo, la realidad se encarga de contradecir, a veces, este tipo de frases célebres. La irrupción de la tecnología en la actividad laboral ha generado una serie de malos hábitos, que afectan a la salud y bienestar de los trabajadores. Con el auge de los negocios digitales y, de modalidades de trabajo como es el caso de los freelance, la incidencia de este tipo de malas prácticas se ha multiplicado, afectando cada vez a más y más personas.
El departamento médico de la aseguradora estadounidense Cigna, especializada en seguros de salud, ha analizado los cinco malos hábitos más frecuentes:
Siempre conectados con el trabajo
Es habitual que muchos trabajadores no se desconecten nunca de su trabajo. Las posibilidades que ofrece la nueva realidad digital de permanecer siempre en contacto con la realidad profesional a través del celular, la computadora y las tablets, amenaza seriamente la salud. Los médicos recomiendan la desconexión del celular y la tablet durante el tiempo libre, al menos de todo lo que tiene que ver con la actividad profesional.
No consultar el mail de la oficina, ni recibir alertas ni mensajes que tengan que ver con nuestro trabajo. De hecho, aunque algunas empresas han empezado a fomentar este tipo de hábitos, lo cierto es que en la mayoría de casos, no se trata de una medida habitual. Las consecuencias de esta conexión permanente afectan directamente al nivel de estrés y al desequilibrio del bienestar emocional.
Mala postura frente a la computadora
Los movimientos que realizamos frente a la pc acostumbran a ser monótonos y generan sobrecargas y problemas musculares en la espalda, a consecuencia de repetir una y otra vez un mal gesto. Los médicos recomiendan que para evitar este tipo de molestias es fundamental adoptar una postura correcta frente a la computadora, empezando por la posición del teclado. La barra de espacio debe estar centrada respecto al torso y también a la posición de la pantalla. El monitor, por su parte, debe estar a medio metro de distancia de los ojos, y entre 10 y 20 grados por debajo de los ojos.
De este modo, preservaremos la salud ocular evitando enrojecimientos y sequedad en los ojos. Una mala postura puede favorecer el desarrollo de patologías importantes que pueden llegar a favorecer el desarrollo de glaucomas (aumento patológico de la presión intraocular) o el agravamiento de la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.
Comer frente a la pantalla
Esta también es una práctica muy habitual. El caos del día a día lleva a muchas personas a no separarse de la computadora, ni siquiera para comer. Este tipo de práctica dificulta la capacidad de absorción de nutrientes por parte de nuestro organismo, además de favorecer el consumo de alimentos de escaso valor nutricional. Si no masticamos correctamente y aceleramos el proceso de la ingesta de alimentos, favorecemos una mala digestión con todo lo que ello conlleva. Una de las consecuencias más habituales es que nuestro organismo no se siente saciado, pese a haber comido y experimentamos una sensación de hambre continua que nos lleva a seguir comiendo, aumentando el riesgo de sufrir sobrepeso.
Falta de higiene en la mesa de trabajo
El teclado, el mouse y también el teléfono atrapan el polvo y la suciedad, y por esto deberían limpiarse con frecuencia. De no hacerlo, las bacterias están a sus anchas sobre nuestro escritorio; sin que, en la mayoría de casos, seamos conscientes del riesgo que afrontamos. Por ejemplo, el teclado acostumbra a acumular restos de comida, a causa de otro mal hábito que acabamos de describir. La consecuencia de esta suciedad acumulada, multiplica la posibilidad de desarrollar gastroenteritis y también resfriados.
Un estudio de la Universidad de Arizona mantiene que en una oficina puede haber hasta 400 veces más microbios que en los baños.
Utilizar los auriculares a todo volumen
La imagen de una oficina en la que muchos trabajadores están con los auriculares puestos es cada vez más habitual. Al margen de los problemas que genera esta práctica para la comunicación entre los compañeros; el principal riesgo para la salud, tiene que ver con la costumbre de escuchar música a un volumen muy elevado. En muchos casos, además, está muy extendido el uso de auriculares de pequeño tamaño que se introducen en la oreja y que son especialmente dañinos. Los médicos recomiendan no subir el volumen por encima de la mitad y, en la medida de lo posible, utilizar altavoces en vez de cascos. De lo contrario, corremos el riesgo de sufrir daños en el nervio auditivo que pueden ocasionar una pérdida de audición.
Actualidad Laboral / Con información de La Vanguardia