22-04-2016
La fauna de las oficinas puede ser de lo más variopinta y todos tenemos nuestras manías, pero hay ciertas costumbres, desgraciadamente, muy extendidas que, de tenerlas, hacen que te conviertas en un compañero de trabajo indeseable. Algunas cosas se hacen inconscientemente, otras con cierta (o total) consciencia, pero si acostumbras a hacer alguna de las que enumeramos a continuación, ha llegado el momento de que cambies antes de que se empiecen a ir de after office sin ti...

Invadir su espacio vital (sensorial y físicamente). Hablamos de ese compañero que se sienta en tu mesa para contarte algo, del que calienta el tupper y come en la mesa mientras todos oléis su almuerzo o del que lleva ese perfume que sólo con olerlo marea. Vamos, de ese compañero al que por H o por B nadie quiere cerca. Hay ciertas normas de convivencia que ninguna empresa debería tener escritas pero que todo empleado debería respetar.

Dramatizar en exceso. Es cierto que hay situaciones en las que el mal de muchos al final acaba consolando, pero lo que no consuela nada es tener un compañero para el que todos los días son "fiesta". Es decir, tener un compañero que siempre se queja de todo o para el que el día a día se basa en lo mal que va todo, lo cerca que está su despido o lo mal que funciona el ordenador. Nadie quiere más drama en su vida, no vayas al trabajo a amargar a todos.

Dejarlos tirados o no colaborar. Seguro que ahora mismo te acuerdas de algún compañero así, de los que dejan trabajo sin hacer que luego te toca hacer a ti, de los que se marchan siempre antes de tiempo o muy en punto y sin pitar en las curvas no vaya a ser que les caiga algo de última hora y tengan que ayudar... Los de "sí, yo te ayudo", que al final nunca lo hacen. Vamos, una joya de compañero que esperamos que no seas tú.

Dar las cosas por hecho. Es decir, coger tus cosas sin preguntarte, hacer las cosas sin consultar, y así sucesivamente. Suele ser ese tipo de persona que se hace la tonta y todo lo hace con buena intención y claro, cómo te vas a enfadar... Nadie le dice nada pero lo cierto es que es un estorbo para todos. Trata de no ser la mosquita muerta de la empresa, a la larga te puede salir caro si alguien estalla.

Pagar las cosas con los demás. Si tienes un mal temperamento, cómprate una pelota antiestrés, ponte audífonos con música, tómate una tila o lo que quiera que sea que te calme, pero evita contestar mal a tus compañeros a menudo. Todo el mundo tiene malos días, pero si los malos días son reiterados, la gente puede cansarse de aguantar tus malas caras y peores contestaciones. La empatía, la asertividad y el saber estar son clave en cualquier trabajo.

Actualidad Laboral / Con información de Forbes