Los excesos suelen ser una mala idea, como el exceso de trabajo, el exceso de fiesta, ejercicio, etcétera, y en el ámbito interno de las cualidades aparentemente inofensivas de la personalidad, esto no es diferente, como suele ser el caso del perfeccionismo.
A veces celebrado, a veces cancelado, el perfeccionismo es una situación en la que un gran número de personas se ve atrapada al menos una vez en la vida, mientras que otras lo llevan como un estilo de vida, una forma de hacer de cosas; sin embargo, no todo es blanco o negro y existen matices que pueden diferenciar entre un perfeccionismo saludable y otro que no lo es.
“¿Es bueno ser una persona perfeccionista? No necesariamente, pero tampoco se descarta. Recordemos que el perfeccionismo es un rasgo de la personalidad en el que el individuo se autoimpone estándares muy altos durante su búsqueda de la excelencia, y en este camino la autocrítica juega un papel muy importante”, explicó Nora Taboada, coach ejecutiva y fundadora de AFE-Liderazgo Consciente, quien a continuación explica más a fondo lo anterior.
Al hablar de dos tipos de perfeccionismo, Taboada se refiere al adaptativo y al desadaptativo, siendo el primero el “normal”, o al que se le suelen atribuir las mencionadas características de excelencia y autocrítica; sin embargo, necesita cumplir con otro tipo de cualidades igual de importantes para considerarse adaptativo:
Satisfacción: Esto es, ser capaces de celebrar los avances, aceptar las recompensas y reconocer el esfuerzo personal.
El fracaso como aprendizaje: Cada error es una oportunidad para ser mejores, sin representar el fin del mundo. Además, existe una mirada interna de compasión ante situaciones de fracaso; es ser amables con uno mismo.
Disfrutar el camino: No todo se trata de llegar a la meta, una persona con perfeccionismo adaptativo se toma su tiempo y se deleita de cada momento que compone su camino.
Mente abierta y criterio adaptable: Se es capaz de cambiar de opinión, de cambiar de estrategia para mejorarla y se está abierto a la crítica constructiva de los demás. Siempre en constante aprendizaje.
Todo lo contrario, una persona con perfeccionismo desadaptativo o “neurótico”, es aquella que posee incertidumbre respecto a sus propias habilidades (razón por la que se relaciona con el Síndrome del Impostor), y en la que establece estándares inflexibles y casi imposibles que terminan generando ansiedad y duda.
Una persona con perfeccionismo neurótico puede presentar estas otras características:
Actualidad Laboral / Con información de Revista EyN