Vamos a trabajar más años, sí o sí, pero ¿estamos física y mentalmente preparados?”, lanza al aire Manuel Velázquez, jefe de Sección de Trabajo y Seguridad Social de Bizkaia y miembro del Observatorio Vasco de Acoso Moral. Ya que parecemos condenados a alargar la edad laboral y las empresas arrastran plantillas cada vez más envejecidas, este Observatorio, junto al Colegio de Abogados de Bizkaia y la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, abrió ayer el melón y caldeó el debate sobre cómo lograr un trabajo sostenible para los trabajadores mayores de 55 años. No tiren la toalla. Frente a todo pronóstico, sepan que el buen rollo laboral alarga la vida y reduce la tendencia a padecer enfermedades mentales como el alzheimer. “Cuanto más trabajes, más tiempo vives”, expuso ayer Consol Serra, doctora del Hospital del Mar de Barcelona y profesora de la Universidad Pompeu Fabra. “El trabajo puede ser fuente de bienestar siempre que tengas un buen ambiente psicosocial de relaciones personales y que el trabajo sea creativo. Eso aumenta tu calidad de vida y los años que vives”, sentenció.
Por ejemplo, los trabajadores que optan por retrasar su jubilación suelen ser menos propensos a desarrollar alzheimer y otras formas de demencia. Los datos confirman que existe una reducción del 14% en la detección de alzheimer en las personas que se jubilaron a los 65 años sobre aquellas que se jubilaron a los 60. No es tan optimista el neurólogo bilbaino Juan José Zarranz. “Efectivamente, siempre se ha visto una relación entre las personas que se mantienen bien mentalmente y las que se mantienen activas. Eso es muy favorable para mantener la salud del cerebro, pero no es tanto porque sigan trabajando sino porque se mantienen activas ejercitando la mente, ya sea leyendo, haciendo crucigramas o jugando al ajedrez...”, explica.
Con casi el 40% de la población española mayor de 50 años, un porcentaje que subirá diez puntos en los próximos años, los desafíos se multiplican. ¿Cómo conseguir que el trabajo sea sostenible para aguantar en el tajo hasta los 67 o 70 años? “Pues con medidas de prevención de riesgos laborales, flexibilizando jornadas a medida de las capacidades del individuo y haciendo políticas para que los trabajadores se vayan reciclando y ocupen puestos más compatibles con sus aptitudes”, responde convencido Velázquez.
Porque, empeñándose en ver el vaso medio lleno, hay cosas que los trabajadores mayores hacen mejor que los más jóvenes. “Son las que exigen mayor experiencia y capacitación técnica. Los mayores tienen mejor comprensión de los problemas, fijan mejor una estrategia de actuación, son más responsables, más prudentes a la hora de actuar. Son aspectos positivos que genera la edad”, precisa Velázquez.
Acoso laboral
Una pregunta flota en el ambiente: ¿Cómo encajan estas aspiraciones en una sociedad en la que los trabajadores mayores están estigmatizados? ¿Cómo lleva un sexagenario el trabajo en un contexto en el que ha cundido que la edad es un elemento negativo en el empleo? Pues mal porque la edad se convierte en motivo de discriminación laboral. “Ha habido sentencias muy sonadas en entidades bancarias o grupos multinacionales que querían jubilar a los 55 o 56, y se ha producido ese acoso laboral para que se acojan a planes de jubilación que en teoría son voluntarios”, afirma Velázquez.
Esther Pomares, profesora de Derecho Penal en la Universidad de Jaén, aclara que además se da el agravante de que “para esa discriminación por razón de edad, el Código Penal no ofrece ninguna respuesta específica. En el delito de acoso laboral, tampoco se prevé la edad como factor discriminatorio”. Eso conlleva que el trabajador que sufre ese mobbing se encuentra totalmente desamparado y desprotegido por la ley “y se le disuada a la hora de denunciar”.
“El acoso discriminatorio como tal no está regulado en el Código Penal, aunque contemplado en la legislación laboral”, subraya. Por ello, las condenas por maltrato por razón de edad se producen exclusivamente por la vía laboral y no por la vía penal, “ya que el legislador ha desatendido eso”, insiste Pomares. “Es probable que exista discriminación pero igual se justifica con un concepto de productividad o de rentabilidad que acabará perjudicando al trabajador”, resalta la profesora.
Pérdida de capacidad laboral
Pero además de los despidos por edad, las empresas se enfrentan a un reto de proporciones históricas, disponer de plantillas activas que peinan muchas canas. Y si hay que jubilarse tulliditos, debemos disponer de suficiente salud para contener o aminorar la previsible pérdida de capacidad laboral que acompaña a los años.
“Las patologías neurológicas más frecuentes a partir de los 55 años son la patología vascular, los ictus cerebrales, el deterioro mental de tipo vascular, la enfermedad de Parkinson y los trastornos de sueño, sobre todo el sueño excesivo durante el día en el puesto de trabajo”, explica Zarranz, que asegura que “estas enfermedades están aumentando porque están directamente relacionadas con el envejecimiento de la población”.
Y aunque obviemos los problemas que relata el doctor y en edades avanzadas se tengan buenas facultades mentales para continuar trabajando, también deberían ir acompañadas de plenas facultades físicas. De ahí la importancia de los programas de promoción de la salud en la empresa (planes de deshabituación tabáquica, prevención de enfermedades cardiovasculares, programas de educación postural, control del estrés o talleres de alimentación saludable) que pueden ayudar a compensar o a contrarrestar los procesos degenerativos físicos.
¿Qué se puede hacer?
Sin fórmulas universales y con un envejecimiento galopante, la premisa que ayer fijó el seminario celebrado en el Colegio de Abogados es empezar a adaptarse ya a la nueva situación. “En el futuro muchos trabajadores de edad avanzada estarán en posición de continuar con un trabajo remunerado, pero no necesariamente al mismo nivel de exigencia laboral y de rendimiento. De hecho, se pueden y se deben crear trabajos específicos para mayores”, expone Velázquez.
“En Arcelor Mittal han puesto en marcha una iniciativa novedosa. Hasta ahora el envejecimiento de la plantilla se gestionaba prejubilando trabajadores. Ahora, como ya no existen incentivos para eso, ha habido un cambio de paradigma y han optado por la estrategia de puestos específicos para mayores”, indica como aviso a navegantes.
Actualidad Laboral / Con información de Deia