08-06-2017
La Central Única de los Trabajadores (CUT), mayor unión sindical de Brasil, reforzó la convocatoria a una huelga general para el 30 de junio después de que una comisión del Senado aprobara una reforma que flexibiliza el régimen laboral y a la que se oponen los sindicalistas.
Mientras el país estaba pendiente del inicio del juicio del Tribunal Superior Electoral (TSE) contra el presidente Michel Temer, la Comisión de Asuntos Económicos (CAE) del Senado aprobaba la noche del martes la reforma laboral, que aún debe ser sometida a votación en otras dos comisiones antes de llegar al pleno de la Cámara alta.
El texto, propuesto por Temer en un intento de flexibilizar un régimen laboral que según el Gobierno dificulta las contrataciones, ya fue aprobado por la Cámara de Diputados.
Los sindicatos se oponen a una reforma que consideran que, en un ambiente de recesión como el que vive Brasil desde hace dos años, puede agravar el desempleo, que hace un mes afectaba a un récord de 14 millones de trabajadores, y que permitirá a las empresas sustituir empleados formales por tercerizados.
El proyecto de Temer, entre otras cosas, da prevalencia a los acuerdos entre empleados y empresas por encima de la propia legislación, reglamenta la jornada de trabajo intermitente y de los temporales.
El presidente de la CUT, Vagner Freitas, afirmó hoy que el avance de la reforma en el Senado en medio de la grave crisis política que vive el país es una demostración de que el Gobierno quiere aprobarla a cualquier costo.
"Esperamos convencer a los senadores oficialistas de que esa reforma perjudica el empleo e incluso les estamos recordando que convocamos a una nueva huelga para evitar ese atropello de nuestros derechos", afirmó Freitas.
El dirigente sindical dijo que, en caso de que la reforma siga avanzando, la respuesta de los trabajadores será "ocupar las calles y las fábricas para prepararnos para la huelga general".
El presidente Temer, acorralado por escándalos de corrupción y juzgado por el TSE por la supuesta financiación ilegal de la campaña electoral de 2014 -en la que acompañó a Dilma Rousseff como candidato a vicepresidente-, ha manifestado su intención de seguir adelante con las reformas pendientes pese a la crisis política.
Temer, que sustituyó a Rousseff el pasado mayo de forma provisional y en agosto definitivamente, cuando la expresidenta fue destituida por presuntas maniobras fiscales, se enfrentó ya el pasado 28 de abril a la primera huelga general convocada en Brasil en dos décadas.
Los sindicatos rechazan tanto la reforma laboral como la que modifica el régimen de jubilaciones y pensiones, que también fue aprobada ya por la Cámara de Diputados y sólo depende del Senado.
Actualidad Laboral / Con información de Terra