16-09-2022
La inflación en Argentina crece a un ritmo inédito en tres décadas. En el segundo país de América Latina con mayor aumento de precios, solo por detrás de Venezuela. El IPC (índice de precios al consumidor) avanzó un 7% en agosto respecto a julio, según el dato difundido este miércoles por el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos). En lo que va de año, los precios aumentaron un 56,4% y el salto interanual fue del 78,5%, el más alto desde 1991. Las consultoras privadas prevén que la inflación del país sudamericano roce la barrera del 100% al finalizar el año.
Las prendas de vestir y calzado (+9,9%), y los electrodomésticos y otros bienes del hogar (+8,4%); encabezaron las subidas de precios del mes pasado. Seguidas de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que aumentaron una décima por encima del promedio.
La renuncia de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía el 2 de julio, su reemplazo por Silvina Batakis durante menos de un mes. Y la posterior asunción de Sergio Massa, generaron una enorme inestabilidad política. Que se vio reflejada en una significativa devaluación del peso, y en importantes aumentos de precios, tanto en julio como en agosto.
El Gobierno sabe que el dato del IPC será alto también en septiembre. Pero apuesta a una desaceleración en el último trimestre del año. Que aleje el fantasma de la hiperinflación, y permita cierto optimismo de cara a 2023; cuando los argentinos están convocados a las urnas para elegir al próximo presidente del país. Las medidas de ajuste fiscal anunciadas en las últimas semanas —como la retirada progresiva de subsidios energéticos a los hogares—; el aumento de tasas de interés bancarias, y la acumulación de reservas internacionales. Son algunas de las estrategias diseñadas por el nuevo equipo económico para reducir la escalada de precios.
En su reunión con las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI), Massa se comprometió este lunes, a cumplir con las metas de déficit fiscal del 2,5% del PIB para este año. Y del 1,9% para 2023 pactadas en marzo, como parte del acuerdo de reestructuración de 44.000 millones de dólares de deuda con el organismo internacional.
La presión devaluatoria se ha reducido en las últimas dos semanas, gracias al anuncio de un nuevo crédito de 3.000 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo. Y de los casi 2.000 millones de dólares que han ingresado por el sector agroexportador, gracias a un tipo de cambio favorable bautizado como “dólar soja”; que permite a los productores y exportadores agropecuarios obtener 200 pesos por cada dólar, en vez de los 140 del cambio oficial. Estos anuncios han tenido también un efecto positivo en el mercado de cambio informal, donde el peso ha recuperado terreno frente al dólar. Y repercute así en el precio de aquellos productos vinculados a la divisa estadounidense.
Los economistas advierten que la inercia inflacionaria, vuelve casi imposible frenarla con rapidez y el contexto internacional tampoco ayuda. Por lo que descreen de la fuerte reducción que prevé el Gobierno de cara a 2023, y que plasmará en el proyecto de Presupuesto, que deberá votar el Congreso en las próximas semanas.
Actualidad Laboral / Con información de El País