Los efectos negativos del Brexit llevan tiempo siendo una realidad aunque el debate político permanezca estancado y la salida efectiva de Reino Unido no se haya producido aún. El número de inmigrantes del resto de la UE a este país ha registrado su cifra más baja de los últimos seis años, según los datos publicados este jueves por la Oficina Nacional de Estadística. Es el llamado Brexodus, que congela o anula decisiones personales de acudir a trabajar a Reino Unido o decisiones empresariales de contratar a empleados comunitarios por la incertidumbre que ha desatado el proceso. En cambio, el número de ciudadanos extracomunitarios que llegan al país fue el mayor desde 2004.
Reino Unido sigue siendo un país que atrae a inmigrantes, y las cifras totales, según el informe trimestral de noviembre de este año, continúan presentando un saldo positivo. Pero el número de personas que acudieron de países como Francia, Alemania o España con un contrato ya cerrado con anterioridad a su desplazamiento se redujo considerablemente. A pesar de que los trabajadores que entraron superaron en 74.000 a los que abandonaron el país hasta junio de 2018, se trata de la cifra más baja desde 2012.
"El 92% de las empresas culpa al Brexit por el impacto que ha causado en su capacidad de contratar y formar a personal en 2018. Hospitales, escuelas o constructoras están pasando apuros para contratar a los trabajadores que necesitan", ha asegurado el director de la patronal británica CBI, Matthew Fell.
En Reino Unido trabajan cerca de 2,2 millones de personas procedentes de la UE. La cifra de inmigrantes procedentes de países no comunitarios es de 1,2 millones. Sin embargo, según el último informe estadístico, es precisamente este grupo el que más se ha beneficiado de la incertidumbre ocasionada por el Brexit. El número de los que han entrado a trabajar al país hasta el pasado junio supera en 248.000 personas al de los que se han ido, el incremento más drástico desde 2004. La mayoría de ellos proceden de países asiáticos.
Theresa May ha hecho bandera del control de la inmigración, y asegura constantemente que con el acuerdo del Brexit cerrado con Bruselas —y que aún debe ratificar el Parlamento británico—, Reino Unido pondrá fin a la libertad de movimiento de ciudadanos de la UE. Su nuevo sistema de inmigración, todavía por definir, priorizará las cualidades y méritos académicos o laborales del solicitante por delante de su origen. "Los ciudadanos de la UE ya no se saltarán la cola para pasar por delante de los no comunitarios", dijo la primera ministra en una desafortunada declaración por la que pidió excusas a los pocos días.