El Consejo de Ministros de Italia aprobó este 16 de septiembre el decreto, para exigir el “pasaporte sanitario” a todos sus trabajadores, tanto en el ámbito público como privado. De esta manera, se convertirá en el primer país europeo en hacer obligatorio el 'pase verde' de Covid-19 para ejercer la actividad laboral. Bajo esta medida, los empleados se verán obligados a estar vacunados contra el coronavirus con al menos una dosis. O si no es el caso, presentar una prueba PCR negativa realizada en las 72 horas previas, o haber pasado la enfermedad en los últimos tres meses.
En caso de no cumplir con los requisitos del certificado, los trabajadores italianos podrían sufrir suspensiones de empleo o sueldo, pero no podrán ser despedidos. Las personas que ignoren el nuevo decreto y concurran a trabajar sin el pase, podrán ser sancionados con una multa de 600 a 1.000 euros; mientras que para el empleador, que permita ejercer sus funciones a un trabajador que no está en regla, el castigo podría ser de 400 a 1.000 euros.
“Italia se pone a la vanguardia en el mundo”, consideró el ministro de Administración Pública, Renatto Bruneta, tras la reunión del consejo. Una decisión que, según el funcionario, busca que el país afronte el invierno en mejores condiciones y evite nuevos cierres por la pandemia. Brunetta también dio pronósticos sobre la economía italiana basándose en este decreto; apuntando un crecimiento en torno al 6% hasta finales de 2021. Desde el Gobierno italiano consideran que la iniciativa -que será efectiva desde el 15 de octubre-, permitirá evitar repetir la caída económica de 2020, que alcanzó casi el 9%.
Una prueba piloto para nuevas restricciones sanitarias
Este 'pase verde' ya es exigido para acceder a espacios públicos de recreación cerrados como los bares, restaurantes, gimnasios, museos o convenciones. Obligaciones que se ven en la mayoría de los países europeos como Francia; que lo amplió también a espacios abiertos con una concentración de gente elevada, como festivales. O en lugares de riesgo como los hospitales, así como para viajes de larga distancia en bus, tren o avión. Pero al contrario de Francia y otros países europeos, que solamente están exigiendo el pase sanitario para trabajadores de la salud, Italia va más allá; convirtiéndose en una suerte de país de prueba, sobre un alcance mayor de las nuevas medidas restrictivas.
La principal federación italiana de trabajadores junto con la patronal, expresó su apoyo a este nuevo decreto para evitar nuevas restricciones y frenar la propagación del virus. Pero los mismos sindicatos, habían pedido el miércoles en una reunión con el presidente del Consejo de Ministros, Mario Draghi, que impusieran la vacunación obligatoria. Un escenario que el ejecutivo “no contempla, al menos por ahora”, según declaró Maurizio Landini, secretario general de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL).
Por otro lado, algunos sindicatos se mostraron menos enfáticos sobre este nuevo decreto; pidiendo que por lo menos habiliten las pruebas PCR gratuitas para los trabajadores que no quieren vacunarse. Eso no ocurrirá. Pero el Gobierno italiano prometió bajar los precios de las pruebas PCR que hoy cuestan el alrededor de 20 euros. La ministra de Asuntos Regionales, Mariastella Gelmini explicó que los test serán gratuitos para los que no puedan vacunarse, mientras que costarán 8 euros para los menores de 18 años y 15 euros para el resto de la población.
Una decisión respaldada en bloque por la coalición gobernante, aún con reparos
La aplicación de estas nuevas obligaciones generó tensiones en las filas del gobierno, en particular con la ultraderechista Liga, el partido de Matteo Salvini, antiguo vicepresidente y actual miembro del Senado italiano. Pero incluso en esa formación, reinan las divisiones. Mientras algunos tratan de ganar el apoyo del sector de la población que se posiciona contra la vacunación; sosteniendo que este pase sanitario es una manera de obligar a inocularse, si uno no quiere someterse a pruebas moleculares continuas. El gabinete aprobó finalmente por unanimidad el decreto.
Hubo manifestaciones esporádicas en las últimas semanas, en contra de esta presión social y política creciente para inyectarse la vacuna. Pero en su gran mayoría, según sondeos, la población italiana está lista para este nuevo decreto.
Con una de las tasas de mortalidad por coronavirus más altas de Europa (y un acumulado de más de 130 mil muertos); Italia tiene hoy, alrededor del 74% de su población (de más de 60 millones de personas) ya vacunada con al menos una dosis. De ellos, el 68% de los italianos tienen el esquema completo. En un reporte publicado este jueves, la fundación sanitaria italiana Gimbe precisó que casi la totalidad, de los pacientes admitidos en cuidados intensivos por Covid-19 no están vacunados. El informe también apunta que las vacunas, permitieron reducir las muertes en casi un 97% y las hospitalizaciones en más de 93%; a la vez que las admisiones en cuidados intensivos se redujeron casi un 96%.
En marzo, Italia había ordenando a los trabajadores de la salud vacunarse, bajo el riesgo de enfrentar una suspensión de su trabajo si no lo hacían. Hasta el momento, 728 médicos fueron suspendidos.
Actualidad Laboral / Con información de France 24