El culto al empleo y la disciplina férrea ha sido uno de los muchos tópicos achacados a la sociedad japonesa durante años; donde incluso, se han extendido ideas como las llamadas 'huelga a la japonesa', que en realidad no son tales. Ahora, sin embargo, los disciplinados empleados japoneses podrían verse obligados a abrazar la semana laboral de 4 días, según los últimos planes de su Gobierno. Tras el intenso debate que se ha vivido en España y otros países. Y experimentos como el que se ha dado en Islandia, donde más de 2.800 personas han estado cinco años probando esta semana laboral reducida; ahora el Gobierno japonés quiere impulsarla ante un enemigo mayor: el envejecimiento de su población.
Según informan medios locales, el gobierno japonés planea animar a las empresas, a que permitan a sus empleados trabajar cuatro días a la semana en lugar de cinco. Con el objetivo de mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida de las personas, que tienen responsabilidades de cuidado de mayores; en un país que tiene una de las tasas de envejecimiento más altas.
El gobierno incluyó la promoción de una semana laboral opcional de cuatro días en su directriz anual de política económica finalizada el viernes, por el Gabinete del primer ministro Yoshihide Suga. Aunque, los expertos están divididos en cuanto a si la nueva iniciativa, destinada a abordar también los retos que plantea el envejecimiento en la escasez de mano de obra en el país; será ampliamente aceptada. Ya que tanto los trabajadores como los empresarios, expresan su preocupación por los posibles resultados no deseados.
Aumentar la movilidad laboral, otro de los objetivos
Japón es uno de los países con menos porcentaje de niños respecto a su población total, el 12,57%. Tiene un 28% de personas mayores de 65 años, lo que lo coloca como el país con mayor porcentaje de mayores de 65 años entre su población del mundo. Para los empresarios, aunque las personas que trabajan cuatro días a la semana pueden estar más motivadas, es posible que esto no mejore lo suficiente su productividad, como para compensar la jornada laboral perdida. Los empleados, por su parte, temen que se produzcan recortes salariales.
En una reunión de política económica y fiscal celebrada a mediados de abril, en la que se debatió la promoción de una semana laboral de cuatro días; Suga dijo que su gobierno estudiaría la posibilidad de ampliar las ayudas, a las personas que deseen mejorar sus carreras mediante la educación recurrente, sin dejar sus puestos de trabajo.
Entre las principales economías, los empleados australianos, canadienses, italianos y estadounidenses trabajan más horas que los japoneses, según la encuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Pero el mercado laboral japonés sigue siendo rígido, con indicadores como que sus empleados se toman menos vacaciones, en comparación con otros países desarrollados; y la movilidad laboral sigue siendo baja.
En Japón ya habido algunas pruebas, tanto por parte de la filial de Microsoft, que ha impulsado un experimento para trabajar 4 días a la semana, como por parte de Yahoo Japan Corp.; que empezaron a permitir a sus empleados, que necesitan más tiempo libre para cuidar a sus hijos, que se tomen tres días libres a la semana en abril de 2017.
Los empresarios no lo tienen claro
"Ha sido recibido favorablemente en general, con algunos empleados diciendo que se hizo más fácil hacer coincidir sus días libres con las actividades de sus hijos", dijo un portavoz de Yahoo Japón al diario local The Mainichi. Mientras tanto, Hisashi Yamada, vicepresidente del think tank Japan Research Institute, dijo que no espera que la semana laboral de cuatro días se extienda rápidamente en Japón, incluso con el gobierno impulsándolo, porque complicaría la gestión y evaluación del personal. "Por ejemplo, si los empleados tienen un segundo empleo, sería difícil para los directivos saber cuánto tiempo trabajan en total. Y, evaluar por igual, a los que se toman dos días libres a la semana y a los que se toman tres. Desde el punto de vista de los empleados, no querrían ver cómo disminuyen los ingresos de su trabajo principal", opina Yamada.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista