Japón estrenó este lunes una reforma de la ley laboral que limita las horas extra para acabar con las jornadas excesivas; y también, un nuevo sistema de visados para atraer a trabajadores extranjeros y afrontar la escasez de mano de obra, y evitar enfermedades como la muerte por exceso de trabajo.
La nueva normativa laboral japonesa limitará, a partir de este 2 de abril, a 100 las horas extra al mes y 720 al año sobre la jornada habitual de 40 horas semanales, con el objetivo de acabar con las maratonianas jornadas de trabajo imperantes en el país y atajar las enfermedades y muertes relacionadas con ellas. Las compañías que superen estos tiempos podrían hacer frente a multas de hasta 300.000 yenes (unos 2.400 euros), en la que supone la primera medida punitiva contra estas infracciones.
Hasta ahora, solo existía la recomendación de que no se superaran 80 horas extra al mes, una cifra que, según datos oficiales, casi una cuarta parte de las corporaciones japonesas no cumplían. El nuevo límite establecido se aplicará de momento solo a las grandes compañías (las pequeñas y medianas empresas no se verán sujetas hasta abril de 2020), y sus críticos dicen que no está claro si logrará cambiar la cultura de trabajo nipona.
Entre los puntos que más recelo despiertan está el hecho de que los profesionales cualificados con altos salarios, como sería el caso de consultores u operadores financieros, están exentos del cumplimiento de la limitación de las horas extra. La escasez de mano de obra es más acusada en sectores como el de la construcción, los conductores de taxi y de camiones o el médico, que también estarán exentos durante cinco años.
Uno de los principales objetivos de la reforma es hacer frente al desarrollo de enfermedades por las largas jornadas de trabajo y al “karoshi”, la muerte por exceso de trabajo. El Ministerio nipón de Sanidad reconoció en 2017 la muerte de 190 personas por “karoshi”, incluidos suicidios.
También entró en vigor hoy en Japón un nuevo sistema de concesión de visados para atraer a trabajadores extranjeros ante la escasez de mano de obra que atraviesa el país y que marca un giro en sus estrictas políticas de inmigración. La reforma legislativa flexibiliza los requisitos de entrada y residencia para trabajadores extranjeros poco cualificados, y está dirigida principalmente a atraer a más inmigrantes del sudeste asiático a sectores como la agricultura, la enfermería, la construcción, el cuidado de ancianos o el trabajo doméstico.
En 2018 había 1,46 millones de trabajadores extranjeros en Japón, lo que representa un 2,2 % de la mano de obra total. La reforma legislativa permitirá incrementar esa cifra en 500.000 personas para 2025, según estimaciones del Gobierno.
Actualidad Laboral / Con información de Unión Radio