La severa crisis político-económica que atraviesa Argentina no solo ha golpeado los bolsillos de la población sino también su estado de ánimo, dominado por la desesperanza y la tristeza, según una encuesta realizada por la Universidad de Buenos Aires (UBA).
La tercera economía de América Latina enfrenta una inflación superior al 90% anual y una pobreza cercana al 40% que ha disparado los conflictos sociales, en medio de amargas disputas internas dentro de la coalición peronista gobernante.
Los más de 1.700 encuestados por el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la UBA dijeron que la crisis había cambiado "mucho" su perspectiva respecto al futuro.
"Desde que nací que la historia argentina es siempre la misma, siempre va para abajo. Parece que estás cayendo en un sueño y no te despertás, seguís cayendo", dijo a Reuters Andrés Pietrovita, un repartidor de pedidos de 30 años.
La pandemia de COVID-19 ya había convertido el ritual de muchos argentinos de ir al psicólogo en una necesidad, pero la crisis ha incrementado las consultas, en un país donde la psicología -y el psicoanálisis en particular- tiene una penetración cultural muy alta.
"Toda esta secuencialidad de crisis ha hecho que los consultorios se hayan poblado", señaló Gustavo González, director de OPSA y responsable del estudio, en alusión a las sucesivas crisis que sufrió el país en las últimas décadas. "Este país nos pone en un contexto de vida tóxica", agregó.
"La cuestión está mal y, en algunos casos, hasta peor en cuanto a indicadores negativos en salud mental y ahora ya no producto del virus (COVID-19) sino de la crisis económica", dijo González a Reuters.
Argentina tiene 222 psicólogos cada 100.000 habitantes, según el reporte de salud mental de la Organización Mundial de la Salud de 2017, una cifra muy superior a los menos de 30 en Estados Unidos, 49 en Francia y 12 en el vecino Brasil.
Crisis tras crisis, son siempre los mismos problemas
El 81% de los de los encuestados dijo que el principal problema es la inflación, seguido por la corrupción (67%) y la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos (64%). Frente a estos temas, el 76% considera que el Estado no está tomando las acciones necesarias para resolver la crisis político-económica.
En un intento por responder al trance, el presidente de centroizquierda Alberto Fernández designó la semana pasada al también peronista Sergio Massa como ministro de Economía y le otorgó amplias facultades para ordenar las finanzas públicas. Massa anunció austeridad, pero pocos esperan resultados pronto.
En medio de las dificultades financieras, el 85% de los participantes en el estudio consideró que su economía personal y familiar empeorará durante el próximo año y, ante la pérdida del poder adquisitivo, el 85% indicó que reducirá gastos.
La encuesta también reveló que el 66% de los encuestados dijo estar "algo o mucho peor" que antes de la actual crisis, mientras que en el estrato social bajo y muy bajo, el porcentaje ascendió al 76%. La mayoría de los consultados dijo sentir "angustia", "hartazgo", "bronca" y "temor al futuro", especialmente los jóvenes.
Las crisis parecen cíclicas en Argentina y esta acumulación ha generado una "saturación psicológica", según González.
"Afecta la motivación colectiva y eso es producto de una secuencia de crisis, como que el argentino está lamentablemente atacado por crisis, tras crisis, tras crisis. Son siempre los mismos problemas, nadie le encuentra la solución y esto genera hartazgo, desilusión, desesperanza", dijo González.
"El argentino medio no encuentra esa luz al final del túnel y obviamente está responsabilizando a los gobiernos (...) Es como una maldición que tenemos del eterno retorno", concluyó.
Actualidad Laboral / Con información de Americaeconomia