15-06-2018
Más allá de la ola de solidaridad en España, la crisis del barco humanitario "Aquarius" confirma la "victoria de los duros" en una Unión Europea (UE) que prioriza el control de sus fronteras a la acogida de migrantes, según los expertos.

"El 'Aquarius' es la ilustración de un cambio lento del paisaje político europeo sobre las cuestiones migratorias; de la victoria de las posiciones más restrictivas, de los duros", dice a la AFP Yves Pascouau, investigador en la universidad francesa de Nantes.

Lejos quedan las imágenes de solidaridad en estaciones de trenes del centro de Europa en el momento álgido de la crisis de refugiados en 2015 y los llamados a la UE por parte de la canciller alemana, Angela Merkel, a quien su política de acogida pasó factura electoral.

Desde entonces, además del conocido como grupo de Visegrado (Polonia, Rumanía, Eslovaquia y República Checa), contrario a la acogida de refugiados, el discurso antiinmigración caló en otros países como Austria e incluso Italia, en primera línea de crisis migratoria.

El flamante ministro del Interior italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, rechazó el desembarco del barco fletado por una oenegé con 629 migrantes socorridos a bordo y clamó "VICTORIA" cuando el nuevo gobierno socialista en España se ofreció a acoger el "Aquarius".

"Las posiciones antiinmigración están ahora más extendidas. Al grupo de Visegrado, podemos agregar Austria, Italia, Dinamarca, Bélgica", agrega el experto en temas migratorios, para quien la "victoria de los duros" quedó plasmada en la cumbre de Bratislava en 2016.

Los países europeos instauraron en la capital eslovaca su hoja de ruta para dejar atrás años de crisis económica y migratoria con un nuevo impulso al bloque tras la retirada de Reino Unido en marzo de 2019, basado principalmente en la defensa y la protección de fronteras.

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