En el período actual de cuarentena los problemas se agudizan: el home office para algunos, la soledad para otros, los jefes y su adaptación al no contar con los empleados bajo el mismo techo, los niños encerrados, las tareas escolares, la comida, el uso del tapabocas, el miedo a contraer la enfermedad y el encierro, por solo nombrar algunos factores, se transforman en un cóctel ideal para el "burnout".
En ese marco, el síndrome del trabajador quemado hace referencia a todos aquellos empleados que experimentan situaciones de estrés continuo en el ambiente laboral y que ahora también se podría extender al hogar. Ello les genera una gran desmotivación por el trabajo y los incapacita tanto laboral como socialmente.
"En este período tan especial nos enfrentamos a grandes desafíos. Tenemos que intentar comprender que algunos pueden ser solucionados y otros no. En estos escenarios, es importante desestimar las cosas que no podemos cambiar y centrarnos en aquellas que sí podemos modificar", explicó Alexandra Manera, Directora de Recursos Humanos del Grupo Adecco Argentina & Uruguay.
¿Qué es el síndrome del trabajador quemado?
Es más que la respuesta del ser humano frente a un estrés laboral crónico. Esta enfermedad no se limita al estrés en sí. La persona que se ve afectada por el síndrome pierde la capacidad de hacer frente a esta tensión laboral. Por ello, se siente siempre cansado, desmotivado y su productividad se elimina casi por completo.
Diversos estudios confirman que este fenómeno afecta más a las mujeres que a los hombres, indican desde Adecco. También son más susceptibles a padecerlo personas sin pareja o con poco apoyo familiar.
Además, suele aparecer en los primeros años del desarrollo profesional de los trabajadores. Por ello, las estadísticas revelan que el porcentaje de empleados jóvenes con síndrome del trabajador quemado es mucho más elevado que en los mayores de 35 años.
Los síntomas básicos del burnout son los siguientes:
Todo esto se asocia, frecuentemente, con ansiedad, hostilidad, ira, depresión o tristeza. Además, se produce una alteración del comportamiento, abriendo paso a hábitos tóxicos.
Adecco Argentina identificó algunas señales que pueden alertar si un trabajador padece este síndrome. Aunque no podemos eliminar la incertidumbre o la ansiedad, todos podemos tomar medidas para controlarlas mejor.
Carga de trabajo excesiva: uno de los síntomas más relevantes es el agotamiento. Está directamente relacionado con la sobrecarga de trabajo o por realizar las funciones incorrectas. El empleado termina con la sensación de no poseer las habilidades necesarias para desarrollarse profesionalmente. A esa carga podemos sumar todas las actuales que ya fueron enumeradas anteriormente y que potencian el síndrome.
Pérdida de control: La sensación de falta de satisfacción personal es otro de los aspectos clave. Suele asociarse a la problemática de intentar controlar todo el trabajo que debe realizarse. Puede ser el resultado de un intento de asumir más responsabilidad de la que se debería tener en el puesto.
Falta de reconocimiento: Los estudios globales reflejan que, de los trabajadores que renuncian a sus empleos, casi el 80% lo hacen por la falta de reconocimiento. De hecho, el 60% refleja que se siente más motivado por el reconocimiento que por la retribución económica.
Siempre que el empleado considere su trabajo importante y que lo realiza correctamente, se mantendrá alejado del síndrome de agotamiento.
La importancia de las comunidades: Otro aspecto muy importante que favorece o no el desarrollo del síndrome del trabajador quemado es si la persona prospera en la comunidad o es solitaria. En comunidad se comparten los elogios, el consuelo, la felicidad y el humor. Sin embargo, el trabajador independiente suele sentirse solo y es más propenso a los conflictos con los compañeros y la creación de un mal ambiente laboral. Sin duda, esto puede terminar pasándole factura.
Tipo de trato: Si el trabajador siente que es tratado injustamente, las probabilidades de padecer el síndrome del trabajador quemado aumentan. Con el trato injusto nos referimos a los prejuicios, el favoritismo e, incluso, el maltrato directo por parte de algún compañero.
La no confianza en los colegas, el gerente o el líder genera una disociación psicológica con ellos. Esto se traduce en una sensación de sinsentido para el empleado.
Coincidencia de valores: Siempre que los valores empresariales no coincidan con los personales, existirá un problema de coexistencia. Uno debe intentar optar por aquellos trabajos que no entren en conflicto moral con sus creencias. De lo contrario, será difícil sentirse bien en su carrera profesional y terminará padeciendo los síntomas del síndrome del trabajador quemado.
Actualidad Laboral / Con información de IProfesional