¿Se imagina un mundo donde todas esas tediosas tareas que no quiere hacer estén a cargo de robots con inteligencia artificial? Hoy la realización de ese sueño no está muy lejos. Del mismo modo en que la robótica podría ser una magnífica respuesta para no tener que ocuparnos de cosas que no nos gustan, el avance de la tecnología en ámbitos del trabajo humano podría significar el comienzo de una era de desempleo tecnológico.
En la última década, el desarrollo de la inteligencia artificial creció de manera exponencial. Se trata de un área multidisciplinaria de la ciencia que, por medio de la computación, la matemática, la lógica y la filosofía, estudia y desarrolla sistemas capaces de resolver problemas cotidianos por sí mismos. Para ello utiliza como paradigma la inteligencia humana. En otras palabras, crea máquinas capaces de pensar.
En la actualidad ya existen robots que pueden cocinar, que participan en sofisticadas intervenciones quirúrgicas, o vehículos que se manejan solos.
Algunos especialistas, como Ray Kurzweil, director de ingeniería de Google, creen que la era de la robótica está cerca. Recientemente Kurzweil pronosticó que para 2029 los robots alcanzarán niveles de inteligencia similares a los de los humanos. Otras autoridades en el tema como Gartner, una empresa de investigación tecnológica con sede en Connecticut, Estados Unidos, predijo que para el año 2025 un tercio de los puestos de trabajo actuales serán reemplazados por software, robots y máquinas inteligentes.
Lo que sin duda implica grandes avances en cuestiones de diseño, velocidad y seguridad laboral, también es visto por parte de la comunidad como una amenaza para miles de puestos de trabajo. "Estamos viviendo una tercera revolución industrial. Con estos enormes avances surgen grandes cuestiones. Una de las más importantes, a mi entender, es las que está asociada con la pérdida de puestos de trabajo. Está claro que eso va a suceder. Lo estamos viendo ahora. Donde la robótica gana terreno, los trabajos menos calificados lo han ido perdiendo. Aquí se presenta otro dilema, porque a primera vista son puestos de trabajo automatizados, que muchas veces son los más peligrosos en cuanto a riesgos de lesiones o incluso de muerte. Uno tendería a pensar que eso es bueno, pero para la gente que no tiene otro medio de subsistencia son muy malas noticias", dijo en diálogo con Sputnik la arquitecta uruguaya María José Rubira, quien desde hace más de tres años se fue a vivir a Alemania para especializarse en nuevas tecnologías de fabricación, en el Instituto de Arquitectura de Dessau.
Pero según la especialista no son sólo los trabajos precarizados los que corren riesgo de desaparecer. Los profesionales también sufren los embates de la robótica. Pero en este caso no son las máquinas las que los reemplazan, sino otros especialistas. "Estamos viendo que profesionales de altos rangos como cirujanos o arquitectos son desplazados de sus cargos por técnicos capacitados para manejar ciertos tipos de tecnología. Son otros humanos los que los dejan fuera de juego", aseguró.
No obstante, advierte que si este progreso tecnológico es acompañado por políticas de educación y capacitación, el panorama podría ser diferente. "Por un lado se pierden trabajos, pero por otro, con el surgimiento de nuevas tecnologías se van creando nuevas necesidades que pueden ser traducidas en diferentes puestos de trabajo. Hay necesidad de trabajos que involucren conocimientos más técnicos, más intelectuales y creativos. Si bien hoy hablamos de inteligencia artificial, un robot no puede pensar ni crear como el ser humano y no lo va a poder hacer hasta dentro de muchos años. Eso da un margen de tiempo para que quizás en una generación cambien los modos de concebir la fuerza laboral y se desarrollen políticas que puedan integrar de forma orgánica lo que se viene", explicó la arquitecta que hoy vive en Stuttgart.
En su opinión, para poder llevar a cabo esta revolución hace falta comenzar a pensar en otros términos la relación fuerza de trabajo-producción. "Lo que está pasando es fascinante. Si esta nueva forma de vincularnos con el trabajo se desarrolla de la manera correcta, estaríamos ante la inigualable oportunidad de ser capaces desarrollar nuestros impulsos vocacionales al máximo, de hacer lo que realmente queremos. Pero para esto se necesita un cambio radical y urgente. Hay que cambiar el sistema para que esto no se trate únicamente de introducir este tipo de tecnologías, sino brindar a la comunidad una respuesta y una alternativa para que ellos también puedan formar parte del cambio", concluyó.
Actualidad Laboral / Con información de Sputnik